No estamos ante casos aislados de corrupción, sino ante un sistema que facilita el saqueo y el expolio. No es, como ellos dicen, un problema de comunicación, sino un asunto de golfos y de golfería, de auténticos delincuentes encaramados en la cúspide del Estado. España parece a veces un país cuyo Estado ha sido copado por bandas mafiosas.
El pueblo español tiene la sensación de haber sido burlado y ya no se fia de los políticos, ni siquiera de los nuevos que han aparecido afiliados a Podemos y Ciudadanos. Todo sigue igual: ellos se sienten con poder para negociar el "yo te doy y tu me das", mientras el pueblo que los ha votado creyendo que estaban "cambiando el mundo" se mantiene al margen, como siempre, sin ni siquiera poder opinar.
Después del 24 de mayo siguen siendo posibles en España gobiernos contra natura y contrarios también a la voluntad de los votantes: coaliciones de derechas con izquierdas, de nuevos con viejos, de regeneradores con corruptos... todo como antes.
Lo único que parece que ha cambiado es que la España de antes del 24 de mayo era propiedad de dos, de Rajoy y de Sánchez, mientras que los amos ahora son cuatro, porque se han agregado a la mesa del poder Iglesias y Rivera.
Es cierto que ahora dimiten, se firman altisonantes pactos por la regeneracion, los partidos se declaran transparentes y algunos entonan el "mea culpa", pero no lo hacen porque se hayan hecho demócratas o virtuosos, sino porque le temen a la venganza de un pueblo que ya se ha cansado de que le roben y le maltraten unos políticos que, además, son torpes e ineptos, validos solo para generar con su gobierno injusticia, pobreza y dolor.
Todos parecen olvidar un principio infalible en política: que la regeneracion no puede llegar nunca de la mano de los corruptos porque del corazón del problema no puede surgir la solución.
España es un país que está sorprendiendo al mundo por sus fechorías, pero lo que mas sorprende es que el país se pudre por la cabeza y que desde la cabeza se ha contagiado al resto del cuerpo. En países como Grecia o Italia, la corrupción era capilar y, desde la sociedad corrupta, la porquería alcanzó e infectó la cabeza, pero en España ha ocurrido justo lo contrario: la sociedad era decente y mantenían activos muchos valores y principios, que han sido destruidos por una corrupción feroz que, tras infectar a la cabeza y llenar de porquería a la clase dirigente, ha invadido el cuerpo social y ha podrido a la ciudadanía.
España necesita, mas que ningún otro país, una cura dramática de sus grandes dramas y enfermedades terminales. El país necesita ser fumigado y reseteado porque los que están enfermos son su sistema y su alma. En España hay que empezar prácticamente de cero y abrir un periodo constituyente que redacte, con la adhesión y tutela activa de un pueblo asqueado de sus políticos, una nueva constitución, pero esta vez democrática y no partitocrática, con los poderes controlados, con la Justicia garantizada y con el protagonismo ciudadano asegurado, sin mafias dominantes que se llamen partidos, sin políticos-amos, sin aforados, privilegiados, impunes ni intocables.
Hay todavía muchos millones de españoles idiotizados que creen que el sistema tiene arreglo en las urnas y que siguen votando a los falsos profetas que el sistema les envía para seguir dominando. Esperar que lo que está podrido pueda regenerarse es infantil y estúpido. Hasta que la inmensa mayoría se convenza de que lo que está tan podrido solo puede ir al basurero, España no tendrá solución y seguirá siendo un coto de caza privado para que los políticos disfruten con la "berrea" de los ciudadanos.