La peor equivocación sería optar por una economía estatalizada, propia del comunismo, donde todo el poder y todos los recursos sean de un Estado manejado por políticos inamovibles, una opción que ha fracasado en todos los países donde se ha experimentado, tras dejar a su paso un reguero de pobreza, sufrimiento, esclavitud y muerte.
Cuando entramos en la Unión Europea nos obligaron a desmantelar nuestras industrias y a tirar por la borda nuestro rango de décima potencia industrial del mundo. Nuestros altos hornos, astilleros, hilaturas y demás complejos industriales y químicos perecieron y Europa nos reservó un papel como país de vacaciones y de servicios. Ahora, ese mundo, basado en las visitas de extranjeros y el turismo, se ha derrumbado porque el miedo a contagiarse de coronavirus ha acabado con el consumo en bares y restaurantes y con ese mundo globalizado que viajaba de una punta a otra en vuelos baratos y atestados. España tiene que cambiar su modelo y elegir entre "la vida y la muerte".
Pero lo más importante que tendrá que hacer la España del post-coronavirus es optar entre los dos modelos que pugnan por controlar el futuro: la libertad y la esclavitud, o lo que es lo mismo el Estado y la sociedad civil, el comunismo esclavizante y asesino o el sistema de libertades y derechos al que llamamos "democracia". Por ahora, el gobierno de izquierdas que "padecemos" parece optar claramente por la esclavitud del comunismo.
Personalmente dedicaré todo mi esfuerzo para que el camino elegido por España sea el de la libertad, entre otras razones porque viví durante dos años en las entrañas del monstruo (Cuba) y conozco demasiado bien su atrocidades.
Lo lógico es que España avance por las mismas rutas que sus aliados de la Unión Europea y la OTAN, que elegirán la democracia y no el brutal comunismo, experto en fabricar pobreza y esclavitud. Pero antes tendrá que deshacerse de obstáculos peligrosos, adscritos al totalitarismo estatalista, como Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y sus contaminados y degradados partidos políticos, hoy alineados con las corrientes que proclaman la supremacía del Estado sobre la sociedad y del comunismo sobre las libertades democráticas.
Así que nos encontramos en la gran encrucijada donde se bifurcan los caminos y donde compiten por el futuro la libertad y la esclavitud, el libre albedrío y la sumisión a los poderes estatales, los gobiernos bajo control o los gobiernos descontrolados y dueños de todo, incluso de las vidas de sus ciudadanos, esclavos y sometidos.
Todos los vicios que hoy practica la España de Sánchez tendrán que desaparecer cuando España quede reseteada: tendrá que dejar de ser un infierno fiscal, un paraíso para los políticos, atiborrados de dinero y de privilegios, un drama para el pueblo, sin poder ni influencia, un mundo feliz para los corruptos, una democracia degradada y sin controles ni separación de poderes, una nación endeudada hasta la médula y un basurero moral donde florecen la trata de blancas, la delincuencia internacional, el blanqueo de dinero sucio, la prostitución, el tráfico y consumo de drogas, la mentira como método de gobierno, los partidos llenos de malhechores y corruptos y los gobiernos con poderes casi infinitos.
Hay que elegir entre una España y otra. O somos amigos de tiranos como Cuba, Venezuela, China, Corea del Norte y unos pocos más o lo somos del llamado "mundo libre", que también tendrá que reformarse y regenerarse porque hoy está contaminado de leninismo intervencionista y otras múltiples bajezas.
Los españoles, acostumbrados a recibir todo "decidido y hecho" del poder, tendremos que tomar partido porque nos jugamos la misma vida.
Francisco Rubiales