Los políticos no debatieron sino que participaban en un mitin electoral, exhibiendo desvergüenza, sin respeto al ciudadano, cuyos criterios y anhelos fueron ignorados, peleándose como gallos de corral, mintiendo y engañando, mientras el país se desangra y contempla impotente como avanza la pobreza, hay que emigrar para encontrar trabajo, los salarios vuelven a ser de hambre, la desigualdad crece, retroceden los derechos y libertados y la angustia y la desconfianza en el liderazgo y el futuro se adueñan de España.
Los grandes asuntos que preocupan a los ciudadanos no fueron debatidos por esos políticos que figuran en las encuestas, señalados por los ciudadanos, como el segundo gran problema de la nación. No se hablo de separación de poderes, de una Justicia independiente y eficaz, de castigo para los corruptos, de devolución de las grandes cantidades de dinero robado, de regeneración auténtica, de suprimir la financiación de los partidos y sindicatos con dinero procedente de los impuestos, de mejorar los servicios básicos, muy deteriorados por los recortes, de frenar el endeudamiento y el despilfarro, de adelgazar un Estado incosteable, que tienen mas políticos mantenidos y cobrando que Francia, Alemania e Inglaterra juntos, y de regenerar la vida pública española, deteriorada, degradada y desprestigiada hasta límites que se desconocían en España desde el fin de la dictadura.
Resulta evidente que un debate sobre la realidad española en el que las aspiraciones del pueblo fueron ignoradas y sin la participación de Pablo Iglesias y Albert Rivera, líderes de fuerzas emergentes que podrían ser mayoritarias en las próximas elecciones, no puede ser otra cosa mas que un esperpento inútil y una exhibición de momias derrotadas, mentirosas, arrogantes y ancladas en un pasado que perece.
La España frívola y suicida, animada por periodistas sin criterio y sin mas alma que su cartera, discute sobre si ganó Rajoy, si ganó Pedro Sánchez o sobre la desvergüenza de una presidenta del Congreso que jugaba con su tablet mientras se debatían los grandes problemas de España, sin destacar el escándalo que representa que las grandes demandas y preocupaciones de los ciudadanos quedaran fuera de un debate protagonizado por una clase política alienada y a la que los ciudadanos desprecian y señalan en las encuestas como uno de los grandes problemas de la nación.
Las momias debatían frente a una nación desconcertada y cabreada que optó en masa por apagar el televisor, con estilo chulesco, lanzando ofensas en lugar de propuestas y buscando votos en lugar de verdades y soluciones, exhibiendo sin pudor ni arrepentimiento toda la bajeza de la actual política española, esa política que los ciudadanos están decididos a cambiar en las próximas elecciones.