Cesc, encargado del lanzamiento desde los once metros, disparó por encima del larguero. Si lo hizo intencionadamente, su actuación merece un Oscar: doble paradiña y lamento posterior. No marcó, pero tratándose del estadio de los Red Skins el pateo convalida como un 'field goal' (tres puntos).
Con la mínima oposición de El Salvador, España se aplicó a un doble ejercicio: toque y juego largo. Se hartó de practicar. La defensa adelantada del adversario fue una tentación permanente, especialmente para los pases de Sergio Ramos o Xabi. Sin embargo, la Selección apenas sacó beneficio de esa invitación. Cuando no se anticipó el portero, falló el último control de los puntas.
Del toque, qué decir. Una vez más, el dominio absoluto no tuvo relación con el peligro generado. Tocamos tanto que le borramos el dibujo al balón, pero seguimos pensando que la sangre mancha, incluso la ajena. Cesc tuvo un par de ocasiones, pero cuando no tropezó con los defensas lo hizo contra su propia ansiedad.
Lo mejor fue comprobar que Diego Costa está recuperado, corrió mucho (participó algo menos), completó 73 minutos y no se protegió en ningún choque; los lagartos se regeneran rápido. Juanfran tampoco pareció arrastrar ningún problema y se animó no pocas veces a subir la banda. El pivote Alonso-Koke también dejó una buena impresión.
En la segunda mitad, Villa, Cazorla y Silva entraron por Cesc, Pedro e Iniesta. Se notó el refresco y se notó el cansancio de El Salvador, también su felicidad; después del empate en los primeros 45 minutos, los jugadores ya eran héroes en su país. Albert Roca va camino de ser el Azkargorta la Selecta.
El gol llegó tras un pase largo a Sergio Ramos, que buscó de cabeza el punto de penalti y encontró allí a Villa, más rápido que Diego Costa. No fue una hermosura de jugada, pero mostró un camino.España repitió esa acción varias veces y siempre con peligro.
El acoso se fue estrechando y Henry Hernández, portero salvadoreño, se ganó un contrato en Europa. Busquets hizo temblar el larguero y la Selección se inventó un juego nuevo: meter dentro de la portería el balón y a los once salvadoreños.