Sin embargo, “el conflicto catalán” o el “miedo al terrorismo” tras los brutales atentados de París no han entrado en una campaña electoral centrada fundamentalmente en la dura crisis económica que ha vaciado los bolsillos de los españoles, y en la crisis de las instituciones. Hoy muchos votantes reclaman “recuperar las instituciones” y “regenerar la política”, vapuleada por los escándalos de corrupción de los que casi nadie ha rendido cuentas, especialmente el PP, por las puertas giratorias y por los negocios de políticos que aunque pueden ser legítimos no son nada éticos. La formación progresista Podemos, que entrará por primera con fuerza en el Congreso de los Diputados, es el único partido que propone solucionar el tema catalán con un referéndum. Los independentistas de Cataluña creen que Podemos facilitaría la secesión
Para ello propone una reforma de la Constitución para consagrar el llamado “derecho a decidir”; pero también los derechos sociales, un nuevo sistema electoral, la despolitización de la Justicia y la prohibición de las puertas giratorias (salir de la política y ocupar puestos en la empresa privada relacionados con la gestión pública anterior); y la forma de Estado. Los españoles quieren un cambio, no solo un maquillaje, quieren un cambio radical que acabe con los recortes, con los casos de corrupción ya sean los de la Gürtel, la Púnica, el de Rodrigo Rato o los ERE de Andalucía que se eternizan en los tribunales, pero también porque los políticos rindan cuentas y paguen por sus delitos. Los electores votarán por un trabajo mejor y por recuperar su dignidad, muy maltratada estos últimos años.