España y la conquista de Irlanda.

Por Detectivesdelahistoria

Hay una leyenda gallega en la que se cuenta que desde la zona de cabo Ortegal, San Andrés de Teixido y Estaca de Bares se puede ver una isla, que es Irlanda. Esta leyenda ancla sus raíces entre las fabula y la realidad, entre el mito y la historia.

  1. La isla de la eterna juventud.

En la mitología celta existía una isla con el nombre Tir Na n´Og, la isla de la eterna juventud habitada por los seres invisibles, hadas y elfos. En la costa gallega cuando el sol cae sobre el mar dicen que se puede en los días de brumas esa isla. Ésta es la isla a la que se dirigen las almas después de la muerte. De ahí el refrán gallego sobre San Andrés de Teixido “vai de morto o que non foi de vivo”, ya que era uno de los lugares donde las almas emprendían su último viaje por las tenebrosas aguas del Atlántico.

La búsqueda de esta misteriosa isla llevo a muchos navegantes a atravesar el mar. Según narran las leyendas Tir Na n´Og es un lugar maravilloso “donde los rayos del sol caen gentilmente a través de las hojas de los árboles, donde los pájaros cantan y los arroyos tintinean en una tarde de verano sin fin”. Dicha isla es citada también por los autores clásicos como las islas de los afortunados.

Con la llegada del cristianismo esta vieja creencia anclada en los pueblos indoeuropeos no desapareció, sino que se transformó tomando algunos elementos del paraíso de la religión judeo- cristiana. En esta línea sigue la misteriosa isla de San Brandán. Este monje irlandés se hace a la mar en dirección a la puesta del sol buscando una tierra sobrenatural, la isla de los santos. Después de tropezar con distintas islas y pasar incluso por el infierno, san Brandán y los demás monjes regresan a Irlanda aconsejados por un misterioso ser, pero habiendo visto ese maravilloso paraiso. Se ha creído en algunas ocasiones que esta isla pudo ser las islas Canarias. Pero también se dice que se trata de una ballena que se mueve por el océano, lo cual encajaría con la leyenda entre muchos marineros de una isla errante.

Esta tierra fabulosa fue conocida con el nombre de Avalon en las crónicas del rey Arturo. Es allí, según el ciclo artúrico, donde descansa el cuerpo mortalmente herido de Arturo custodiado por su hermana Morgana y las demás hadas. Las hadas son los seres del mundo invisible habitantes naturales de esta isla.

Su rastro no sólo se ve en las viejas leyendas. Fue recogido por muchos escritores, entre los que se puede destacar a Tolkien o James M. Barrie. Tolkien en sus obras sobre la Tierra Media habla de una isla misteriosa habitada por los Valar y hacia la que se dirigen los elfos navegando directos a la puesta del sol. No hay que olvidar que Tolkien era profesor de Literatura inglesa, por lo que conocía las leyendas celtas. Muestra de ello es su obra más conocida El Señor de los Anillos, en las que aparece muchos elementos propios del folclore.

James M Barrie también toma elementos de origen en su cuento Peter Pan. La isla Neverland (el País de Nunca Jamás) no deja de ser un representación del Tir Na n´Og, la tierra de la eterna juventud. En todos los escritos donde aparece su famoso personaje Peter Pan se vislumbra que ésta es la tierra de los muertos, a donde navegan las almas. Aunque este elemento siniestro del autor escocés no aparezca en la adaptación de Disney.

  1. Los Immrama, el camino solar en los relatos celtas.

Buscando esta maravillosa tierra los antiguos pueblos se habían adentrado en el mar desde la zona del Mar Negro pasando por España hasta Irlanda. A estos viajes se les conoce con el nombre de Immrama o viaje sobrenatural por el mar.

Este viaje aparece en varios escritos como la obra de Geoffrey de Monmouth Historia de los reyes de Britania o en el Leabhar Ghabhald o Libro de las invasiones. Este último es uno de los manuscritos más antiguos de Irlanda, datado en el siglo xii, aunque los sucesos que narra son anteriores a esta fecha, se cree del siglo vii.

En el Leabhar Ghabhald se cuenta la llegada a Irlanda de sus distintos pobladores en cinco invasiones. La primera de ellas comienza con el Diluvio. La nieta de Noé, Ceasair, no fue elegida para estar en el arca. Viendo que le espera la muerte se hizo a la mar buscando la isla de la eterna juventud, a donde no llegaran las aguas del Diluvio. De esta forma se dirigió con tres hombres y cincuenta mujeres hacia España primero y luego desde Galicia hacia Irlanda, donde se sintieron a salvo. Pero las lluvias inundarían también Irlanda y ésta quedaría de nuevo deshabitada, cerrándose así el primer episodio de la ocupación de Irlanda.

El segundo viaje hacia Irlanda lo emprendió también un descendiente de Noé llamado Partholon doscientos años después de la muerte de Ceassair. Según el libro de las invasiones su lugar de origen era Sicilia, atravesó España y siguió por mar hasta Irlanda. La gente de Partholon permaneció en Irlanda durante trescientos años, pero después de ese tiempo murieron a causa de una epidemia.

Treinta años después llegó el tercer asentamiento dirigido por Neimhidh. Partió de la zona del mar Caspio con treinta y cuatro barcos, pero sólo unos pocos arribarían las costas irlandesas. Al llegar a ellas se encontraron con los Fomoraibh, contra los que tendrían que luchar. Las constantes luchas y el miedo a las epidemias hicieron que el pueblo de Neimhidh se dispersara sobre la tierra abandonando Irlanda.

Pero doscientos años después unos pocos descendientes de Neimhidh, los Fir-Bolg, regresaron a la isla. Se asentaron en ella y la dividieron en reinos. Pero la paz no duraría mucho tiempo, ya que un nuevo pueblo, los “Tuatha de Danann”, los vencerían gracias a su brujería y se harían de este modo los dueños de Irlanda.

Los “Tuatha de Danann” habían participado en la lucha entre los atenienses y los filisteos, ayudando a los primeros con sus artes mágicas. Pero la derrota de los atenienses les obligó a huir hacia el oeste, como los pueblos anteriores, en su peregrinaje pasaron por España. Gracias a su poder sobrenatural su dominio de la isla no sería puesto en jaque hasta que llegaron los hijos de Mil, el nieto de Breoghan.

  1. La última invasión de Irlanda.

El lugar original de este último pueblo que invadió Irlanda era Asia o Oriente Medio. En el manuscrito se menciona el reino de Scithia. Estuvieron en Egipto durante la época de cautiverio del pueblo de Israel y también durante su liberación. Luego pasaron a Creta y a Sicilia, y por último a España, donde se asentaron un tiempo. En la península tuvieron que luchar contra los Toisiona, los Bachra y los Longbardaib, a cuales vencieron haciéndose los dueños del país.

Brath fue su caudillo y se le considera descendiente de Noé. Brath tuvo un hijo que será conocido como un bravo guerrero. Su nombre ha pasado a la historia, ya que es Breoghan, al que se menciona, por ejemplo, en el himno gallego. Según la historia Breoghan construyó un ciudad llamada Brigantia, que se supone es La Coruña, y en ella puso una torre mirando al mar. Se cree que esta torre se hallaba en el mismo lugar donde hoy está la famosa Torre de Hércules.

Dos de los hijos de Breoghan serán los responsables de llegar a Irlanda, Ith y Bile. Éste último será el padre de Mil, cuyos hijos conquistaran Irlanda venciendo la magia de los Tuatha de Danan. Bile tuvo un hijo llamado Golamh, que viajó en primer lugar a la tierra de los escitas griegos, de donde procedía la tribu. Allí trabó amistad con el rey, Reffloir, y se casó con su hija, Seng. Pero Reffloir se dio cuenta del poder del joven guerrero y le desafió a un duelo, que perdió. Golamh tuvo que marcharse ante las amenazas de los seguidores del rey. Se llevó consigo a los dos hijos que había tenido con Seng, aunque ésta permaneció junto a su padre herido de muerte.

En su vieja de vuelta pasó por Egipto, donde el faraón le ofreció su hospitalidad y la mano de su hija, Scota. Golamh se quedó en las tierras del Nilo ocho años y allí tuvo dos hijos más, Emher y Aimirgin. Este último será el primer poeta que tuvo Irlanda. Después de estos años Golamh y Scota con sus hijos regresaron a España.

A su llegada descubrieron que Brigantia estaba abandonada y que Breogahn había muerto. Los supervivientes de la tribu de los escitas se habían escondido en los bosques. Golamh reunió de nuevo al pueblo de los escitas y expulsó a los enemigos. Brigantia resurgió como capital del reino. Sin embargo, los enemigos de la tribu de Breogahn se aliaron para volver atacar. De poco les sirvió la bravura de Golamh y de sus hijos acabó con ellos. Debido a su valentía y fiereza en la lucha a Golamh se le llamó Golamh Milidh (el destructor). Desde entonces fue conocido como Milidh o Mil.

Mil reinó en España durante muchos años en paz. A su muerte sus hijos y su hermano, Ith, gobernaron al reino. En una clara noche Ith observó desde la Torre de Breogahn una isla a lo lejos. A pesar de que su hermano, Berg, le advirtió de que podría tratarse de unas nubes, Ith se embarcó hacia el oeste y llegó a Irlanda. La isla le pareció maravillosa, llena de miel, grano y pesca. Sin embargo, vio que sus habitantes combatían unos contra otros constantemente. Ith les aconsejó que dejaran las luchas, ya que había comida y lugar suficiente para todos. La descripción que da el manuscrito de Irlanda recuerda mucho a otros textos donde se menciona a Tir Na n´Og.

Los Tuatha de Danan, que eran los habitantes de Irlanda en aquel momento, pensaron que Ith quería apoderarse de la isla y le hirieron de muerte. Ith murió camino a España. Al ver los hijos de Mil a su tío sin vida decidieron vengarse de los Tuatha de Danan. Por ello se embarcaron hacia la isla. Pero una tormenta creada por la magia de los Tuatha les bloqueó el camino y hundió el barco de Donn. Entonces Aimirgin entonó un poema y calmó con su voz la tempestad.

Los Tuatha de Danan, a pesar de sus poderes, fueron derrotados por los hijos de Mil en la batalla de Sliabh. Pero Scota, la mujer de Mil, murió en dicha batalla. Tras una segunda derrota en Tailltin los Tuatha se vieron obligados a abandonar la isla. Los hijos de Mil se quedarían allí, siendo la última invasión de Irlanda, que no fue exterminada ni expulsada por ningún pueblo.

Esto es lo que narra el manuscrito de Leabhar Ghabhald o Libro de las invasiones. Resulta difícil en él separar lo histórico de la leyenda. Sin embargo, se sabe por la arqueología, el estudio de la escritura y los textos encontrados que hubo un contacto importante entre Galicia, la Bretaña francesa e Irlanda. Por ello muchos estudiosos consideran que los iberos, los celtaescitas o iberosescitas jugaron un rol fundamental en la colonización de Irlanda.

Bilbiografía:

Monmouth, Geoffrey de, (2004), Historia de los reyes de Britania, ed. Alianza, Madrid.

Sainero, Ramón, (1993), Sagas celtas primitivas, Madrid, ed Akal.

Sainero, Ramón, (1985), Leyendas celtas en la literatura irlandesa, Madrid, ed. Akal.

Sainero, Ramón, (2009), San Andrés de Teixido y las islas del más allá, A Coruña, ed. Toxosoutos.

Sainero, Ramón, (2012), La huella celta en España e Irlanda, Madrid, ed. Akal.