Pagamos los rescates bancarios, los déficits tarifarios, la corrupción política y sindical, el saqueo a las Cajas y ni siquiera aparece un coche de Iberdrola con las ruedas pinchadas, un cajero ardiendo o un consejero de las Cajas expulsado de un restaurante por el público.
¿Hasta cuando vamos a aguantar esta causa general contra el ciudadano?
Han perdido el miedo, vuelven a cargar sobre el ciudadano al ver que éste lo asume con resignación y en parte con sumisión porque está atado al trabajo, a la hipoteca y al seguro del Ocaso porque hasta la muerte quieren asegurarse. Hasta el que recoge comida de la basura teme que le quiten el contenedor, se produce el paradigma del campo de concentración donde las personas pasan al estado catatónico de forma que no les afecta que maten al de al lado, incluso no oponen resistencia a su propia muerte, a su propia pobreza, a la muerte por frío, por inanición etc..
Los derechos y libertades son la espina dorsal del Estado de derecho, aquellos que establecen la supremacía del ciudadano sobre los poderes públicos. Pero esto se ha invertido, los ciudadanos están siendo sometidos por esos mismos poderes públicos que apoyan a los oligopolios en contra de los mas elementales derechos. Ayer pudimos asistir a esa pagina negra del Congreso donde se negó las más básicas necesidades para los que peor lo están pasando. Se les condenó a pasar frío y hambre. Así de mal suena, pero así de real fue.
Carlos RH