Españoles: Aznar quiere volver

Publicado el 07 junio 2018 por José Luis Díaz @joseluisdiaz2
Tengo pocas dudas de que en el PP sientan mucho peor las andanadas de Aznar que las de Iglesias, Sánchez o Rivera: de estos tres ya se las esperan pero las de aquel les deben saber a aceite de ricino y sonarles como las regañinas de ese padre que se resiste a dejar en paz a los hijos aunque ya no vivan bajo el mismo techo. Aznar, que prefería al corrupto Rato para ser su sucesor, prometió que siempre estaría detrás de Rajoy para apoyarle en todo momento. Y eso ha hecho: no ha cesado a atizarle cada vez que ha tenido oportunidad. El ex presidente lleva tiempo convertido en una suerte de Pepito Grillo permanente con flequillo, bigote y muy mala leche tanto para el PP como para el conjunto de los españoles. Rajoy y los suyos han llevado la cruz como mejor han podido y sabido, ignorando las críticas o enviándolas directamente al cajón de las opiniones personales de Aznar y cerrando con llave. 
En su ilimitada soberbia, Aznar ha tenido a bien amargarle también a Rajoy su último día al frente del PP después de 14 años de servicios a la causa. Apenas unas horas después de que anunciara su marcha casi al borde de las lágrimas, Aznar lo amortajó ofreciéndose generosamente a reconstruir el centro - derecha español. En realidad, Aznar considera que el centro - derecha español "ha sido desarticulado", como si hablara de un comando terrorista o de una banda de atracadores. Él, - quién si no iba a ser - es el hombre elegido por la Providencia para reconstruirlo en beneficio de todos los españoles. Puede que los populares no anden estos días a partir un piñón a la vista del proceso sucesorio que se les viene encima tras la marcha de Rajoy. Sin embargo, el envenenado ofrecimiento de Aznar ha surtidos los efectos de un bálsamo, en tanto ha conseguido unir a la dirección del partido para ningunear  y minimizar una nueva salida de tono del que fuera su líder pero que hoy aparece como su crítico más intransigente. 

Foto: El Cotidiano

Creo que hacen bien en no prestar oídos a un personaje al que en parte debe Rajoy los marrones de la corrupción con los que ha tenido que lidiar. Que conste que no estoy eximiendo a Rajoy y a los suyos de la responsabilidad por dejar hacer y dejar pasar con la corrupción hasta que se han tenido que ir a la oposición. Sólo creo que es de justicia atribuir a Aznar lo que es de Aznar - que en materia de corrupción es mucho - y a Rajoy lo que es de Rajoy - que en la misma materia también es mucho. Aznar se ha convertido para el PP y para la democracia española en ese incómodo jarrón chino del que hablaba Felipe González. Sin embargo, el problema con él no es saber en dónde ponerlo sino en dónde esconderlo para que deje de sermonear a la sociedad española alguien que carece de la más mínima autoridad moral para hacerlo. Su acritud incurable y su ego inflamado le impiden acordarse de quiénes fueron los invitados a la boda de El Escorial y de nombres como Francisco Correa, Álvaro Pérez "El Bigotes", Rodrigo Rato, Jaume Matas, Javier Arenas, Ángel Acebes, Esperanza Aguirre, Francisco Álvarez Cascos, Jaime Mayor Oreja o Rita Barberá (q.e.p.d.). 
Todos, en mayor o menor medida, quedaron salpicados por la trama corrupta Gürtel que ha terminado enviando al PP a la oposición y ha descabezado el partido. Alguien que se permite dar consejos éticos y políticos a propios y a extraños, carece en cambio de la humildad necesaria para comprender que ya no se le quiere, ni se le reclama, ni  interesan sus admoniciones y retirarse definitivamente de la vida pública. Su tiempo político es historia y de él, lo que perdurará será sobre todo el origen de la burbuja inmobiliaria, la ristra de casos de corrupción y una foto infame en Las Azores por las que aún no ha sido capaz de pedir perdón. Más que suficiente para que deje de una vez de presentarse ante los españoles como el trasnochado  salvapatrias que nadie quiere y nadie le ha pedido que sea.