Hollywood llama a las puertas de los directores españoles. Pero da la impresión que el interés de los estudios norteamericanos está principalmente enfocado a lograr dóciles responsables de producciones de terror. Gonzalo López-Gallego y la reciente incorporación de Jaume Collet-Serra al nuevo proyecto televisivo de Steven Spielberg son los dos últimos ejemplos.
Algunos jóvenes directores españoles, especialmente aquellos que han hecho incursiones en el género de terror, han sido tentados por Hollywood. En ocasiones con resultados mediocres, como The new daughter (2009), extraño thriller protagonizado por Kevin Costner y dirigido por Luis Berdejo, guionista de Rec (2007). Otros con variopintos resultados, como Juan Carlos Fresnadillo con la espléndida 28 semanas después (2007) y la irregular Intruders (2011). Directores como J.A. Bayona o el cordobés F. Javier Gutiérrez, director de Tres días (2008), ya han sido tentados. Éste último, a la espera de dirigir el remake de The monkey’s paw, película de terror que recupera la versión de 1933, y que coproducen Maestranza Films y RKO Pictures, ya ha sido anunciado como director del remake de El cuervo (1994).
Otros casos son los de directores que han iniciado su carrera en el mercado norteamericano tras su formación en escuelas de cine. Como los hermanos Álex y David Pastor, que debutaron con la interesante Infectados (2009) y ahora andan dando tumbos en España dirigiendo capítulos de la serie El barco, aunque con el interesante proyecto Los últimos días (2012), que se desarrolla en una Barcelona apocalíptica, en ciernes. O el de Jaume Collet-Serra, que se ha afianzado en Hollywod con títulos de terror como La huérfana (2009) y películas de acción poco solventes como Sin identidad (2011) (y del que se ha anunciado su posible incorporación a la adaptación cinematográfica del mítico cómic Akira (2013)).
Las dos últimas producciones dirigidas por españoles dan la impresión de ser, como en la mayor parte de los casos, productos prefabricados que solo necesitan cierto criterio de dirección, pero desprovistos de personalidad autoral.
Tenemos la impresión que los directores españoles manejan con más soltura proyectos personales que encargos. Este año se estrenan varios proyectos de aspecto internacional que prometen darnos muestras de cierta personalidad. J.A. Bayona estrenará Lo imposible, con Ewan McGregor y Naomi Watts, incursión en el cine de catástrofes que en realidad es una producción española. Del mismo estilo de producción es la última película de Rodrigo Cortés tras Buried (2011): Luces rojas es también una producción española pero con actores de marca internacional como Robert DeNiro, Cilliyan Murphy o Elizabeth Olsen. Pero ésto es lo más difícil: mantener cierta independencia de los grandes estudios pero utilizando parecido sistema de producción.