"El Rati Horror Show"
Piñeyro es un director honesto, transparente, y no duda en introducirnos en su ámbito de trabajo para mostrarnos cómo intenta defender, desde su lugar como director y como persona, al individuo acusado y sentenciado que cree inocente: Fernando Carrera. Sentado en la sala de edición, y eligiendo visitar ciertos lugares y hablar con determinadas personas, Piñeyro -a veces de manera más espontánea, otras de manera irremediablemente 'actuada'- sigue las páginas de la historia que, como dije, pretende recrear una verdad. Esto requiere de sumo cuidado. En principio, es evidente que "El Rati Horror Show" tenía mucho más material para exponer sobre la causa de Carrera; que sus realizadores conocen el caso al dedillo y comprenden los minuciosos y formales detalles de las operaciones tanto judiciales como policiales (una amiga mencionaba el específico conocimiento de la balística) que rodearon el acontecimiento. Pero a la vez "El Rati Horror Show" es cine, y desde el cine Piñeyro va a aprovechar las herramientas audiovisuales para hacer, a la vez, dos cosas no necesariamente contradictorias: exponer una defensa de Carrera que sea ante todo contundente y presentar, un tanto alejado del golpe de efecto, la mayor cantidad de pruebas existentes para que el espectador también emita un juicio personal.
Esto último es lo más difícil de lograr sin fallas para un Piñeyro siempre transparente pero también atrevido (y muy expuesto) que está, durante todo el metraje, sumamente indignado ante una causa que entendemos para él es la representación de lo peor de este país. El actor, desplegando todo su talento, se queja de la forma de hablar de los jueces, fabricando muñecos de sus personas a los que les habla irónicamente, arremete con preguntas retóricas sobre ciertas cuestiones y hasta despliega una gran secuencia que culmina con una bala en un pedazo de carne (imperdible). Pero nunca falta a la recreación de la verdad, y hablo de la verdad en cuanto a hechos. A través de la lectura de fragmentos de fallos y denuncias, recolección de fotografías y material de audio y video, y sobretodo mediante una admirable reconstrucción física de las más de 10 marcas de balas que se encontraron en el auto de Fernando Carrera, los hechos salen a relucir.
Es impresionante también cómo está manejada la entrevista que Piñeyro le hizo a Carrera, de la cual en la película se ve poco y debe haber sido más extensa. El realizador está tan convencido de su inocencia que en ningún momento expone en pantalla preguntas suyas o respuestas del preso que puedan ayudar de forma totalmente directa (el testimonio personal es una herramienta muy fuerte) a la posición ya tomada. Y yo no fui engañado por un director honesto, astuto guionista y humilde actor. Para bien o para mal, "El rati horror show" debe repetir testarudamente una importante cantidad de hechos. Hay pocas cosas más irrefutables que el hecho.
El especial del blog se titula "Conciecia Sucia". Creo que el último plano del film, con los muñecos de los jueces acostados en una cama en medio de la calle, dice bastante de una conciencia un poco intranquila (la de ellos). No recuerdo si esto estaba armado sólo desde la imagen o también desde el diálogo, pero funcionaba. Para los fanáticos musicales está el video del final, una rockerísima versión de "El reino del revés" de María Elena Walsh. Se las dejo.
---9/10