‘Especial Expediente X’- Cuarta Parte: Fight The Future

Publicado el 11 marzo 2012 por Cinefagos

Cine y televisión han sido, por tradición, dos formatos enfrentados entre sí. Muchos actores de “la caja tonta”, como se la conoce, han utilizado sus papeles en series con la esperanza de dar después el salto a la gran pantalla. David Duchovny fue uno de ellos, y esperaba que quizá Expediente X fuera una serie lo suficientemente corta como para permitirse dedicarse pronto a otras cosas. Irónicamente, Fox Mulder fue la llave que le permitió aparecer en los cines de todo el mundo, y aunque no quedaba mucho para que acabase desencantado con la serie, denunciase a varios miembros de producción acusándoles de robarle parte de sus beneficios y abandonase el FBI televisivo, nos encontrábamos en el punto más alto en cuanto a popularidad e ideas.

La película, titulada Fight The Future (Enfréntate al futuro) parecía ser el punto y final a las historias de Mulder y Scully, sobre todo si vemos cómo acabó la quinta temporada, con los archivos destruidos y el trabajo de los dos agentes desaparecido para siempre. Además, había llegado el momento oportuno de contestar varias preguntas, y empezaríamos por la procedencia del aceite negro.

Al igual que Perdidos u otras muchas series de su clase, Expediente X no se caracteriza precisamente por soltar toda la información a bocajarro. Lo hace en ocasiones, pero en otras hay que estar atento a lo que nos están contando. En mi opinión, el espectador se ha vuelto tan perezoso que no cree que tenga que investigar un poco, o buscar una respuesta a lo que se le ofrece en pantalla. Si le dicen que el aceite es extraterrestre, por él bien, pero si ya tiene que ponerse a pensar que en la serie existen varios tipos de alienígenas… Sin embargo esa es la esencia del comienzo de la película, un paisaje helado en Texas, hace treinta y cinco mil años. Una de las mezclas más estimulantes de esta ciencia ficción es la presencia de alienígenas en la era glacial, y la del ser humano primitivo conviviendo con él.

Lo que vemos es un ser reptiliano y hostil que parece estar escondiéndose de dos cavernícolas que le vienen persiguiendo. Uno de los hombres muere, pero el otro logra apuñalarle y acabar con él, sólo para ver que su sangre, o su líquido vital, es el que nosotros conocemos como aceite negro. Por lo tanto, ya sabemos que esa raza extraterrestre de la que nunca hemos oído hablar podrían ser los Malos (con mayúscula) de la serie, por encima de cazarrecompensas o seres metamórficos. Ese aceite impregna al hombre primitivo y parece poseerlo.

De inmediato pasamos a la época actual, en la que un chico cae en los restos de esa cueva y de alguna forma “reactiva” al aceite negro, que ha estado dormido hasta entonces. Pronto, un equipo de bomberos también resulta infectado, y los miembros del Sindicato se ponen a trabajar. Los cuerpos infectados del chico y de los bomberos son llevados a unos laboratorios del FBI, donde alguien pone una bomba para hacerlos desaparecer entre los escombros antes de que puedan ser analizados. Aquí es donde tenemos la aparición de nuestros héroes, quienes dejan claro desde el principio su posición dentro del FBI gracias a sus ya conocidos diálogos recargados y sobreexplicativos. Además, repiten el nombre de cada uno varias veces, por si alguien no sabe quiénes son Mulder y Scully. La bomba finalmente estalla, gracias a la colaboración de un agente del FBI (interpretado por el famosísimo John Locke de Perdidos) que se sentó a esperar cómo el artefacto le reventaba en las narices, pero no cumple su objetivo: el de hacer desaparecer los cuerpos. Esto puede ser o un fallo de guión garrafal, o también que el tipo que puso la bomba era bastante incompetente. Sea lo que sea, les da a los agentes la oportunidad de investigar, pese a que los Expedientes X han sido cerrados y ellos no tienen ninguna orden de hacerlo.

Los cuerpos infectados por el Cáncer Negro parecen haber sufrido un tipo extraño de descomposición, algo que no habíamos visto hasta ahora, pero Mulder y Scully no son los únicos que se sorprenden de esto: El propio Sindicato no puede creer que la sustancia vital de los invasores alienígenas haya “mutado” o cambiado. Hasta ahora, sólo habíamos visto como ese aceite era capaz de poseer a la gente (como a Krycek o a los franceses que habían bajado al fondo del mar y se lo habían topado) pero ahora parece convertir a los seres humanos en anfitriones de una raza alienígena que hasta entonces no habían visto. Ese ser reptiliano que habíamos visto al principio de la película. El Sindicato entonces tiene que pensar qué hacer, ya que ellos han creído hasta entonces que el aceite sólo esclavizaría a los seres humanos, y no que los convertiría en nutrientes de una nueva raza alienígena.

Esto provoca varias pequeñas divisiones en el seno del Sindicato. Por una parte, varios de ellos piensan que deberían enviar un cuerpo infectado con el ser en gestación a los invasores, y preguntarles, así como quien no quiere la cosa, qué significa eso. El conocido como Hombres de las Uñas Perfectas, a quien nos presentan como un hombre familiar y tranquilo, parece el más trastornado por la noticia de la creación de nuevos seres, más o menos como en la película Alien (quizá el hecho de que le de más importancia a sus nietos que al propio Sindicato es una buena muestra de sus prioridades), de modo que decide actuar por su cuenta y ponerse del lado de la única persona que podría hacer algo respeto a los planes de invasión extraterrestre: Fox Mulder.

La pareja de agentes visita el lugar donde el niño quedó infectado con el aceite negro, para descubrir que el Sindicato ha decidido abandonar el lugar tras enterrar todas las pruebas (es terrorífico el momento en que el científico queda encerrado en la cueva con el ser recién nacido…) y siguen su rastro, a través de las vías del tren, hasta lo que parece algún tipo de experimento con campos de maíz y abejas, miles de abejas. En escenas como esta te das cuenta de que no estás frente a un capítulo más, sino que los escenarios son grandes y se nota un abultado presupuesto. Las abejas son liberadas y Mulder y Scully son perseguidos por dos helicópteros negros, y no sabemos muy bien lo que está pasando, pero mola. Finalemente, logran escapar para presentarse a tiempo en una vista formal.

Así que recapitulemos, no sobre cuántas veces Mulder y Scully tienen que enfrentarse a vistas oficiales, o a declarar frente a los altos mandos del FBI, porque son unas cuantas, sino sobre cuántas razas extraterrestres estamos tratando y de qué sirven las abejas en todo este lío. Los problemas de coherencia de la trama a veces hacen que tengas que suponer cosas, pero en líneas generales, hablaríamos de una raza extraterrestre, bastante antigua, y que los guionistas decidieron mostrarnos como los famosos “Grises”.

Según ufólogos y aficionados al tema OVNI, existirían varios cientos de miles de especies alienígenas por toda la galaxia. No es una afirmación descabellada, pero digamos que a día de hoy no existe ni una sola prueba concluyente sobre su existencia. Existen supuestas fotografías, testigos de avistamientos, abducidos y personal que asegura haber trabajado en la famosa Área 51 donde se llevan a cabo experimentos con material alienígena y donde fueron llevados los supervivientes del accidente de Roswell. La mayoría de los supuestos trabajadores de ese lugar son freaks que aparecen en programas televisivos con la misma credibilidad que los telepredicadores y que han popularizado, entre otras cosas, que el gobierno de los Estados Unidos tiene pruebas de la existencia de diez razas alienígenas y que, a al menos una de ellas, le pirran los helados de fresa, pero hay un hombre al que sí se le podría otorgar más credibilidad. Bob Lazar, físico de profesión, aseguró haber trabajado en los que se denomina como “ingeniería inversa” y que consistiría en averiguar cómo funcionan y se construyen determinados artefactos de origen extraterrestre tales como sus naves y sistemas de propulsión. Lazar ha sido el que más “pruebas” ha aportado sobre su posible trabajo en Groomlake, aunque tampoco han sido del todo concluyentes. También, un astronauta de las misiones Apollo asegura que la Nasa tiene pruebas de la existencia de extraterrestres y que él ha podido acceder a ellas.

La raza extraterrestre predominante, pues, serían los denominados, “grises”. Seres de metro y medio como mucho, con grandes cuencas oculares y miembros finos, a la vez que un cráneo muy desarrollado. Son la viva imagen en la cultura pop del invasor o del ser alienígena, y Expediente X la tomó al igual que han hecho libros, cómics y películas durante décadas. Esa raza habría ido conquistando a otras civilizaciones a lo largo de la historia, por lo que la nuestra no sería sino otro paso más en sus planes de conquista. Ellos podrían ser también los primeros habitantes del universo, ya que su líquido vital (el aceite negro también llamado Pureza) fue la sustancia que llegó a la Tierra procedente de aquellos meteoritos que vimos en el post anterior y que posiblemente dieron origen a la vida en nuestro planeta. Al principio de la película vemos que el aceite se adhirió al hombre primitivo, lo que explicaría la teoría de la serie de que nosotros y ellos compartimos rasgos de ADN, y que sería también la explicación de que Gibson Praise, el niño capaz de leer el pensamiento, fuera resultado de una mutación en su ADN que causó la activación de ciertas facultades que el ser humano normal tiene adormecidas.

Los “Grises”, a lo largo de su historia, habrían ido conquistando a otras muchas razas, y es posible que algunas de ellas las usasen como esclavas para controlar sus sucesivos planes de invasión y colonización de otros planetas. El Cazarrecompensas, Jeremiah Smith (que pertenecen a la misma raza que los rebeldes que son dejados de lado en la película para no confundir demasiado al espectador) y todos los seres metamórficos que se ven en la serie pertenecerían a esas razas esclavas. Si nos damos cuenta, estos seres tienen la sangre verde y ácida, y la capacidad de cambiar de forma no es algo que se asocie a los Grises.

Y luego están los seres que vemos nacer en la película, que se alimentan de los cuerpos de sus anfitriones para nacer como alienígenas bestiales y tremendamente violentos y que parecen tener el mismo aceite negro como líquido vital. La verdad es que no hay tantas variaciones alienígenas, ya que los seres reptilianos y los grises son la misma cosa. Como ya hemos visto, los grises no tienen genitales, y su forma de reproducirse es similar a la de un virus (nombre que le dan al aceite negro, muy acertadamente). El aceite se adhiere a cualquier ser vivo que pueda encontrar, muta y se alimenta de su anfitrión hasta que nace un nuevo ente, de aspecto de reptil, con una piel dura y rugosa y dotado de un alto instinto de la supervivencia que le hace atacar a todo. Suponemos que, pese a que ya ha nacido, es vulnerable y su desarrollo no ha concluido. En la Sexta Temporada, veremos que el ser recién nacido busca calor para continuar creciendo, y que cuando está listo, se desprende de sus instintos asesinos y de su piel protectora para emerger como un adulto Gris. Como vemos, su desarrollo no se parece a casi nada normal que nosotros hayamos conocido en nuestro planeta. Lo terrorífico del asunto es pensar que si alguien hiere al ser “Gris” o “Reptiliano”, la sangre posee al atacante y el ciclo vuelve a empezar . Se trata de una raza extraterrestre extraordinariamente atractiva desde el punto de vista narrativo.

Las abejas, recogidas como ya dije de la leyenda urbana estadounidense de que pronto habría una plaga de abejas asesinas que invadiría el país, son un medio de transporte para el virus. Cogiendo un poco de aquí y un poco de allá, como con todo lo demás, los guionistas desarrollaron el método de dispersión del virus. El polen de las plantas que esas abejas polinizan sería dispersado cuando las abejas atacasen a la población, infectándolas con el virus. El virus se desarrollaría en cada uno de los humanos infectados y acabarían naciendo miles o millones de seres. Por lo tanto, como los miembros del Sindicato descubren, no se trata en realidad de una colonización, sino de una repoblación.

Scully sufre una picadura de estas abejas en el momento más inoportuno, cuando todo parece perdido y Mulder y ella se encuentran en uno de los momentos más románticos de toda la serie. Su relación ya es más que amorosa, se asemeja a la de unos hermanos o a la de una persona en la que siempre puedes confiar. La sexualidad aflora justo en ese momento, tras un beso en la frente por parte de Scully, que remarca la relación de compañerismo que tienen, para acercarse poco a poco a ese beso en los labios que todos los fans llevan esperando cinco años y que saben que, en una pantalla de cine, en la aventura más grande de todas, sería el momento ideal para producirse. Pero no, la puñetera abeja (y Chris Carter, que fue quien escribió el guión), deciden que es genial interrumpirlos y frustrar aún más al espectador. De inmediato, Scully empieza a sentirse mal y es llevada por los hombres del Sindicato a un emplazamiento secreto.

El Hombre de las Uñas Perfectas le cuenta a Mulder los planes del Sindicato, incluyendo, de una forma más detallada, el por qué de la abducción de su hermana. Según él, cuando los miembros del Sindicato pactaron con los invasores, éstos reclamaron un familiar para asegurarse de la implicación total de los hombres con sus objetivos. Éstos accedieron, y a cambio recibieron un feto híbrido (recordemos que los grises no tienen genitales) con el que poder empezar a trabajar en procesos de hibridación. Los híbridos clónicos sobrevivirían, y ese sería el destino de Samantha Mulder.

En secreto, los miembros del Sindicato decidieron empezar a desarrollar una vacuna contra el virus alienígena en un vano intento de detener la invasión, usando para ellos las diversas fuentes del aceite negro que existían en nuestro planeta. Los rusos lograron sintetizar la vacuna (como ya vimos en capítulos como Tunguska o Terma) y Krycek la acabaría robando para su beneficio personal, aunque acabaría en manos del Sindicato.

La posibilidad de que funcione es remota, pero es lo único que tienen.

El Hombre de las Uñas Perfectas muere tras poner la vacuna en manos de Mulder, y darle las coordenadas de adónde se han llevado a Scully. Mulder pone rumbo a la Antártida, donde encuentra una base de operaciones en la que el Fumador parece estar controlando una nave espacial de enormes dimensiones enterrada bajo el hielo, y donde hay miles de seres humanos confinados en una especie de colmena en la que parecen estar como adormecidos. Por lo que vemos, algunos de los seres humanos llevan allí muchos años. Encuentra a Scully y logra inyectarle la vacuna, lo que hace que la estructura de la nave empiece a reaccionar como si fuese una especie de gran soporte biológico. Los seres en desarrollo empiezan a eclosionar mientras Mulder y Scully intentan salir de allí, y logran grandes dosis de acción y nerviosismo, sobre todo cuando ella pierde el sentido y tienes a Mulder haciéndole el boca a boca (ahí tenéis el retorcido primer beso entre ellos) a escasos centímetros de los seres.

De una forma espectacular y que acaba poniéndonos de los nervios, logran salir de la nave espacial, pero Scully está tan débil que es incapaz de verla sobrevolando sus cabezas y perdiéndose en el cielo, por lo que ya no podemos más que encogernos de hombros y pensar que es la historia de siempre, y que Mulder vuelve a ser el crédulo mientras que Scully sigue sin tener pruebas suficientes de lo que la acaba de suceder (ya le vale…) Mientras tanto, vemos que los experimentos no han finalizado, sino que continúan en otra parte, con su paso lento y seguro, hacia la fijada fecha final en la que los alienígenas nos invadirán.

La película fue recibida, al igual que le ocurriría años más tarde a I Want To Believe, con críticas dispares. Por una parte se alabó su factura técnica, pero otros pensaban que su guión era delirante y enrevesado, y que sólo los fans podrían llegar a entender el galimatías que se mostraba. Otros criticaban que se tratase de un capítulo ligeramente alargado (Aquí suelo preguntarme: ¿Y qué narices se esperaban? Los procesos de creación de un guión son los mismos, lo único que difiere una serie y una película, es el formato) Y la verdad es que los capítulos tenían tan buena calidad que ya de por sí se parecían a pequeñas películas, por lo que no había un salto de calidad tan grande exceptuando un par de escenas.

Como hemos podido ver, ya están todas las cartas sobre la mesa y sabemos en qué lugar se encuentran nuestros personajes. Aún hay muchos cabos sueltos, como Gibson, Diana Fowley, Jeffrey Spender, cuál fue el destino final de la hermana de Fox Mulder o que pasará a continuación. Y la verdad es que el destino de la Primera Conspiración y el fin del Sindicato están a la vuelta de la esquina, y queda muy poco para que nos acerquemos a la revelación de los grandes misterios mientras asistimos a la cumbre de los Expedientes X respecto a su factura técnica y artística, con algunos de los mejores capítulos autoconclusivos de toda la serie, y antes de que apareciesen los Supersoldados o los agentes John Dogget o Mónica Reyes, que continuarían la labor de Mulder y Scully en la búsqueda de La Verdad.

Aun así, tras cuatro post extensos que intentan explicar un poco la Mitología y desarrollo de la serie, puede que algunos sigan sin ver bien el conjunto, es por eso que estoy pensando hacer, cuando llegue al final de estos especiales, un post donde explique, de forma cronológica, todos los aspectos y acontecimientos de la serie y que servirán para que, ya sí que sí, nadie se pierda.

Y ahora, como sé que muchos os quedasteis con ganas de ver ese beso materializándose, aquí tenéis un vídeo en el que Gillian Anderson casi viola a David Duchovny.

Puedes leer las anteriores entregas del Especial sobre Expediente X pulsando aquí:

Primera Parte

Segunda Parte

Tercera Parte