Especial ‘Expediente X’ – Séptima parte: I Want to Believe

Publicado el 24 septiembre 2012 por Cinefagos

Ha llegado el momento de acabar con este especial, y con ello, de concluir las aventuras de Fox Mulder y Dana Scully, y ver cómo sus vidas llegaron al final de la primera década del Siglo XXI, siendo, como son, un claro referente de los años noventa.
Con su segundo largometraje, titulado ‘I Want To Believe’ en referencia a una de las frases míticas de la serie, la FOX pretendía revitalizar una de sus franquicias más rentables. Los resultados no llegaron a satisfacer a casi nadie, pero la verdad sea dicha, la película tenía que enfrentarse al lastre del final de la serie, y recuperar a personajes que no acabaron precisamente bien en el último capítulo titulado ‘The Truth’.
Con ella, y con un cierre a este análisis de los Expedientes X, ha llegado el momento del final.

Seis años después del cierre, y con sus responsables desperdigados por medio mundo, Expediente X parecía una historia cerrada por completo. La idea era sencilla: diez años separaban a Mulder y Scully de la invasión final extraterrestre, ante la que no se podía hacer nada. Pero la popularidad del show televisivo seguía siendo muy elevada, y eso propició que se empezase a hablar de un segundo largometraje. La idea sonaba un poco descabellada, por mucho que Duchovny y Anderson respondiesen en absolutamente todas sus entrevistas que volver a encarnar a los agentes del FBI era más que posible.
Esta es una costumbre que tienen todos los responsables de Expediente X, la de no tirar piedras sobre su propio tejado y dejar caer siempre la posibilidad de un regreso. Chris Carter, por ejemplo, siempre dice que sus próximos guiones involucrarán “conspiraciones”, mientras guiña los ojos, y Duchovny asegura que no hay ningún motivo para no regresar, por mucho que al propio actor se le escapase que decía siempre eso “porque se lo pedían”. Los responsables de Hollywood saben qué tipo de declaraciones tienen que hacer y en qué momento, de modo que no os creáis mucho lo que veáis en los extras de ningún DVD. Las verdaderas opiniones, salvo contadas excepciones, suelen guardárselas para ellos mismos y no salen en las entrevistas, mucho menos, en las promocionales.

El anuncio formal de la película se produjo en 2007, y daba la sensación de que íbamos a continuar con la Trama Principal, la que se dejó abierta con una minúscula esperanza. Los fans especulaban con el posible regreso de William, el hijo de Mulder y Scully, y también, con los agentes Doggett y Reyes. Declaraciones reales e inventadas por fans en foros de Internet se juntaban con la ficción escrita por los seguidores de la serie hasta que al final los responsables dejaron claro que la película no iba a continuar por ese camino, sino que recuperaría la idea de los capítulos autoconclusivos, un nuevo misterio paranormal que resolver.
El elegir una pequeña historia independiente se debió a motivos tanto económicos como comerciales. ‘Fight The Future’ confundió a algunos, sobre todo los que no eran seguidores regulares y que no llegaban e comprender dónde encajaban el aceite negro, los alienígenas que emergían de vientres humanos o la nave enterrada en las profundidades de la Antártida. Un argumento más sencillo y con menos ataduras significaba más público potencial y, por tanto, más beneficios. Pero no podían empezar de cero, pretendiendo que Mulder y Scully seguían en los sótanos del FBI, sino que había que idear una continuación de todo lo que dejaron atrás. Así es como llegamos a reencontrarnos con nuestros personajes por última vez.

‘I Want To Believe’ empieza como todas las series de televisión: con un corto prólogo donde se nos muestra un desencadenante de la acción, como es el secuestro de una mujer. Salvo que como esto no es TV, no van a fundir a negro para ponernos una cabecera, así que para solucionarlo, introducen una acción paralela en la que se ve a un grupo de agentes del FBI buscando en la nieve. Lo que ellos encuentran no podía ser más perturbador, ya que se trata de un brazo humano amputado.

La mujer secuestrada resulta ser agente del FBI, de modo que la agencia organiza un dispositivo de búsqueda sin mucho éxito. Mientras tanto, un sacerdote llamado Joe se pone en contacto para asegurar que ha tenido una visión sobre la escena del crimen. Teniendo en cuenta que el reverendo les ha proporcionado la pista que les llevó hasta el brazo amputado, es considerado como sospechoso, pero una joven agente llamada Dakota Whitney decide otorgar un poco de crédito a sus visiones y llamar a un experto en casos sobrenaturales, el antiguo agente Fox Mulder.
Como no le encuentran, buscan a su compañera durante nueve años, la doctora en medicina Dana Scully, a quien localizan trabajando en un hospital católico. La forma de presentárnosla es un recurso bastante barato que busca complicidad con el espectador, ya que deciden enfocarla de espaldas, escuchar su voz y dejarnos adivinar que se trata de ella antes de girar la cámara y mostrárnosla por completo. Para los fans españoles esto supuso un pequeño golpe, ya que cambiaron la famosa voz de nuestra agente por otra dobladora.

No nos sorprende ver a Scully ver un hospital religioso, porque ya conocemos sus debates internos. Su trabajo es una excusa para introducirnos una pequeña subtrama acerca de un joven paciente a quien Carter y Scully intentan relacionar con William, el hijo ausente. ¿Por qué introducir una subtrama? Porque Carter se sintió interesado por explorar al personaje de Scully al mismo nivel que al de Mulder. Él no es el único que ha cambiado en estos años, y hay que dejarlo claro. También se puede pensar que se trata de mero relleno para cuadrar un guión recuperado y pensado para un capítulo de la serie que jamás llegó a rodarse.
Scully va a ver a Mulder, que vive en una pequeña casa a las afueras, y donde parece haberse transformado en un ermitaño. Ha recuperado su despacho en el FBI llenando de papeles y fotografías una habitación de la casa, y los fans podemos adivinar pequeños detalles como el famoso póster, las pipas de girasol o los lápices clavados en el techo, símbolo del aburrimiento de nuestro protagonista. Incluso el acuario del apartamento de Mulder está ahí también. Lo malo de todos estos detalles es que son pequeños regalos a los fanáticos que no transmiten nada (ni sirven) para el espectador medio, así que no ayuda a levantar la película, aunque tampoco molesten en exceso.

Scully le transmite a Mulder la intención del FBI de pedirle ayuda, y la escena está grabada de la misma forma que el primer encuentro entre los personajes en el piloto de la serie. Ella entra por detrás y él se encuentra sentado a su mesa. Incluso repiten la forma de retrasar un plano frontal para que los fans tengan tiempo de asimilarlo.
Una de las grandes ideas de la película consiste en el paso del tiempo. La forma de encontrarse de nuevo en la pantalla es igual, pero Mulder está haciendo recortes de periódico donde dejan bien claro que el mundo ha cambiado en estos años, y que lo sobrenatural y lo inexplicado ha sido lanzado por la borda. Ya no queda espacio en el mundo para las preguntas sin respuesta, para “Monstruos de la semana” ni para sacerdotes con visiones.

La petición del FBI incluye el perdón total para Mulder, lo que incluye menciones para recordarnos el infame juicio de la novena temporada, y también que Fox es, a día de hoy, un hombre buscado por la ley, aunque nos queda claro que tampoco han puesto mucho empeño por encontrarle. Es una forma de atar viejos cabos y solucionar grandes problemas argumentales, como la clandestinidad de Mulder, y una vez nos lo hemos quitado de encima, continuar con la historia.
Dakota les lleva a conocer al padre Joe, y de pronto Scully demuestra su descontento con un hombre que cumplió una condena por pederastia. Mientras tanto, Mulder le cree sin dudarlo, lo que recupera el juego creyente-escéptico. Lo que no nos gusta es que se insinúe que la búsqueda de la agente es para Mulder como una forma de salvar a su hermana, y que no es más que otro parche en la historia innecesariamente alargada de Samantha Mulder, y que el público mayoritario no llegó a seguir hasta el final.

Poco después, otra mujer es secuestrada a la salida de una piscina, y la investigación empieza a avanzar en una dirección más concreta. La escena del rapto está bastante bien rodada, y la fotografía invernal es un gran acierto para un film crepuscular e introspectivo que no va por el camino de otros Blockbusters. La única escena de acción propiamente dicha es una persecución rodada en un edificio en construcción, cuando Mulder y Dakota siguen a un trabajador de empresa de donación de órganos. Sin muchos alardes visuales, lo que demuestra la contención del film y también su reducido presupuesto en comparación con lo que es habitual, consiguen transmitir bastante tensión y, también, animar una película que no se caracteriza precisamente por su entretenimiento adrenalítico. La persecución finaliza cuando el sospechoso empuja a la agente por el hueco de un ascensor, matándola en un plano que sólo puede verse en el montaje del director que acompaña el Blu Ray de la película. La versión normal sólo nos enseña el cuerpo de la mujer cayendo antes de cortar a primer plano de Mulder. Cosas de la calificación por edades.

Un detalle muy curioso es que este secuestrador asesino está interpretado por el actor Callum Keith Rennie, quien en el mismo año coincidiría con Duchovny en la serie Californication haciendo de la estrella del rock Lew Ashby. Con su presencia en el film ya vamos entendiendo un poco la posible conexión psíquica entre el padre Joe y las víctimas, y también por qué han sido secuestradas. El sacerdote habría abusado de un niño que años más tarde se convertiría en el principal sospechoso, y para quien su marido (introducimos una relación homosexual en la trama) robaría órganos compatibles para curarle una terrible enfermedad. Sin embargo la idea es mucho más retorcida, ya que no se limitan simplemente a eso, sino que buscan cambiarle el cuerpo por completo, con brazos y órganos de hombres y mujeres, en la búsqueda de conseguir un ser humano creado con parches y remiendos, al más puro estilo Doctor Frankenstein.
Esta idea está basada en unos experimentos reales desarrollados por los rusos, cuyas fotografías pueden verse en la película, en los que llegaron a transplantar cabezas completas de perros en el cuerpo de otros animales logrando mantenerlos con vida durante varias semanas. Uno de esos experimentos también podemos verlo en el perro de dos cabezas que ataca a Mulder, quien lo mata con un hacha, una quimera bastante interesante que pasó desapercibida para muchos espectadores.

Para localizar a Mulder, que ha sido apresado por los rusos responsables de los secuestros (siempre rusos), Scully tiene que pedir ayuda al FBI, y recurrir a su legendaria mala leche para ponerse en contacto con alguien a quien nosotros echábamos de menos: el director Walter Skinner, nuestro calvorota preferido y al que no sabíamos si catalogar como vivo o muerto al final de la serie. Gracias a su aparición en esta cinta sabemos qué fue de él, y repetimos una vez más la técnica de enfocarle de espaldas. Con su ayuda, llegarán al tétrico laboratorio donde están intentando el cambio de cuerpo, justo a tiempo para salvar a Mulder de morir decapitado y también para impedir que la segunda víctima acabe siendo el anfitrión del ruso enfermo.

Cuando logran rescatarla, descubrimos que el padre Joe ha muerto, víctima al parecer de un cáncer de pulmón que le afectó durante varios años. Curiosamente, la misma enfermedad que el hombre al que intentaban poner un nuevo cuerpo, y también, a la misma hora a la que Scully retiró los tubos que mantenían oxigenada la cabeza de aquel hombre.
El FBI, sin embargo, decide limitarse a decir que el padre Joe era cómplice, y fin de la historia. Vivimos de nuevo en el mundo real, donde no tienen cabida los misterios. Mulder, sin embargo, está furioso. Furioso de que se rechace su explicación, y de que se limiten a pasar por alto detalles como su conexión psíquica, fundamental para el éxito de la investigación.
Aun así, queda algo más, un último acto del padre Joe, una frase que dijo a Scully sin saber a lo que se dedicaba, ni por lo que estaba pasando: “No se dé por vencida”. Ella cree que se refiere a su problema con el chico al que intenta salvar contra todo pronóstico. Y si al final el padre Joe tenía algún tipo de poder o conexión divina, tal vez sus ánimos podrían significar mucho. Sólo queda, como dice el título de la propia película, creer.

* * *

‘I Want To Believe’ estuvo muy lejos de ser un éxito, tanto de crítica como de público. Se la considera una mala película, aburrida, lenta, fallida, y un fracaso comercial. Sin embargo, tras un par de revisiones, empiezan a aflorar algunas de sus virtudes y, también, de las razones por las que esto fue así. Como ya mencioné antes, la película tenía el lastre de solucionar esos agujeros argumentales, y de “reiniciar” la franquicia. Había que volver a engrasar la máquina, recuperar a nuestros agentes y desentumecerles. De ahí que nuestro Mulder parezca un hombre cansado y maduro, y acabe con esa energía de la que tantas veces hizo gala en la serie, esa obstinación por demostrar lo indemostrable.
También, la FOX cometió una serie de graves e imperdonables errores que afectaron muchísimo a la película. Dudando de si tendría éxito o no, decidieron no arriesgar demasiado otorgándole un bajísimo presupuesto, y luego quisieron venderla como un gran blockbuster de verano. David Duchovny ha expresado muy acertadamente qué pasó con ella. Sin apenas publicidad para una película que se estrenó en Agosto, la productora buscó además ponerla a competir con El Caballero Oscuro, uno de los bombazos del año 2008 y que había tenido publicidad y renombre por todas partes, influyendo también la tragedia de la muerte de Heath Ledger. Ninguna película compitió contra el Batman de Nolan, salvo ésta.
Poner a un film al que sus creadores califican de independiente a competir contra la maquinaria de los superhéroes de cómics fue una estrategia suicida. Además, el argumento era demasiado oscuro e introspectivo para un film que buscase recaudar una gran cantidad. Por sí sola no es una mala película, pero jugar en la liga de los Expedientes X es hacer que sus grandes fallos sean más que evidentes.

Cumple, sí, pero carga con el peso de muchísimas malas decisiones. La película también demostró que una incursión de los Expedientes X en el cine debería contar siempre con la trama extraterrestre como núcleo, ya que es una de las señas de la serie y lo que le otorgó un gran éxito de cara a buscar una franquicia de acción.
Tampoco le habría sentado mal un poco de humor. No estoy hablando de convertirlo en una comedia, pero sí de utilizar a ese Mulder irónico que tantas veces vimos, con sus respuestas rápidas y egocéntricas. El mismo humor que Vince Gilligan, productor de la serie, utiliza en Breaking Bad y al que Carter se negó a recurrir para evitar que “la historia se le fuera de las manos”.
Carter tiene la visión de Mulder como un hombre puro, un cruzado voluntarioso y abnegado, y eso es lo que nos da en la película. Duchovny nos lo presentaba con un tono muchísimo más cínico, que fue un gran acierto, pero al no interferir él mucho en el guión, su personaje resulta una versión amargada de sí mismo.

Además, se transmitió muchísima información fraudulenta en Internet con la esperanza de mantener el secreto del guión a salvo. Según los rumores, la película en sí iba sobre hombres lobo, y podían verse imágenes de Carter y Duchovny manipulando cabezas animatrónicas de estos seres, además de poder darnos la oportunidad de ver a Duchony portando una cazadora del FBI, algo que realmente no ocurre en la película. También se filtró un supuesto final en el que Mulder acabaría infectado por los hombres lobo. Todo esto no hubiese importado si no hubiese sido porque la historia ficticia de los licántropos tuviese muchísima mejor pinta que el drama pseudoreligioso que acabó llegando a la pantalla, flojo y sin ningún tipo de riesgo o emoción.
No trataron de hacer algo nuevo, ni de buscar una buena historia. Cogieron un guión cualquiera, le añadieron unas cuantas escenas más para conseguir una duración típica de una película, y a rodar, lo que convirtió a ‘I Want To Believe’ en una forma más de sacar caja por parte de un tipo (Carter) que una vez hizo sonar la flauta pero que jamás fue capaz de sacar todo el potencial a su idea. Spotnitz, Manners, Bowman y Gilligan consiguieron mucho más, y por desgracia, la mayoría estaban fuera a la hora de regresar.

Pero esto no quiere decir que no crea que la película tiene su cosas buenas. Por ejemplo está la química de Duchovny y Anderson, inalterada tras el paso de un lustro sin apenas contacto. Recuperan sus papeles a los que añaden unos pequeños matices, fruto del paso del tiempo, y nos lo dejan listos para volver a usar en una nueva entrega, una tercera película de la que ya se hablaba antes del estreno de esta secuela. Pero lo cierto es que el guión tampoco les da mucho donde agarrarse, no hay ninguna escena en la que intercambien varios diálogos, así que no tenemos mucho tiempo para verlos juntos y dejarles que recuperen una relación que fue precisamente uno de los pilares básicos del éxito de la serie. También contamos con una banda sonora correcta, con un par de buenos temas, y una preciosa fotografía. Los escenarios nevados, los bosques y los grandes espacios vacíos son algunos de los grandes atractivos del film, que en algunos momentos le dan un aspecto absolutista a la película (Menos es más). Es mejor un choque entre la máquina quitanieves y la segunda víctima en una carretera en mitad de un desierto blanco que una larga persecución al estilo Michael Bay en una autopista.
Es una pena que no se valore las increíbles imágenes que logran en algunos momentos.

Viendo los extras del Blu Ray, hay un larguísimo Making Of donde remarcan una y otra vez todas las grandes medidas de seguridad que se tomaron para proteger el guión tratando así de proteger el secreto de la película. Desde no tener ninguna copia en el set de rodaje, a imprimirlo sólo en páginas rojas para evitar las posibles fotocopias, a destruirlo cada día después de grabar, pasando por escenas inventadas, nombres falsos para la película y el director… incluso una sala blindada protegida por tres cámaras de seguridad que custodiaban el guión y al que sólo se podía acceder tras firmar un acceso. Medidas exageradas y ridículas que demuestran que un spoiler en Internet puede acabar con la carrera comercial de un producto (léase, dinero). Hubiese sido mejor que se hubiesen dejado en paz de tantas tonterías para que nadie leyese el guión y hubiesen puesto más empeño en escribir algo mejor.

Futuro de la serie y Fin del Especial

Hace poco, en el 25 aniversario de la Fox, rodaron un programa especial en el que repasaban algunos de sus grandes éxitos para la televisión en estos años. Expediente X tuvo su hueco y quedó claro que aún seguía contando con interés por parte de los medios cuando se convirtió en Trending Tepic en Twitter. En una época en la que la escasez de ideas o las pocas ganas de arriesgarse son más que evidentes, se han visto remakes de series míticas como ‘V’, así que hay que preguntarse: ¿Se aproxima un remake de Expediente X? Ya se intentó con Doggett y Reyes en las últimas dos temporadas sin mucho éxito, pero creo que la FOX se lo ha planteado en alguna ocasión. Sin embargo, cuesta mucho sacar adelante un proyecto cuando las caras de Duchovny y Anderson son imprescindibles. La segunda película fue una prueba de ver cómo iba el público potencial. Si tenía éxito, la FOX repetiría la jugada aportando más dinero. Como no lo fue (o al menos, no lo suficiente) se produjo un silencio sepulcral por su parte respecto a sus planes de hacer una tercera película y de continuar de cualquier forma con los agentes del FBI más famosos del mundo.

El tercer largometraje se ha convertido en uno de los proyectos más comentados en Internet, y también de los más esperados. Se trata de una de esas películas que a pesar de no haberse hecho, ni haber movido un dedo en cuatro años para hacerla posible, genera cada día más información, rumores y tráfico que visitas que algunas producciones consolidadas y en desarrollo. La película, que bien podría ser la última, recuperaría la idea de la conspiración alienígena y su inminente invasión, que según la trama debería producirse el 22 de Diciembre de 2012. Esa fecha había sido elegida desde hace años para su estreno, y ahora nos encontramos a tan sólo tres meses de ella y nos encontramos con que no hay ninguna película en camino.
La idea de estrenarla en esa fecha podría significar el final de la serie, de la misma forma que significará el final de todas esas franquicias de novelas ‘fast food’ sobre Apocalipsis mayas y todo lo relacionado con el supuesto día del fin del mundo.
Muchos comentan que ha sido un error no lanzarse a hacerla viendo toda la publicidad que se podría hacer en torno a esa fecha y a todo lo que conlleva, viendo además lo “barata” que podría salir la película, al margen de producciones basadas en cómics y videojuegos por las que hay que desembolsar una gran cantidad sólo por tener el derecho de poder hacer una adaptación cinematográfica. A día de hoy es bastante claro que no habrá ‘Expediente X 3’ ni este año, ni creo que tampoco en el 2013.

Pero esto no quiere decir que las posibilidades de continuación estén más que muertas, ni mucho menos. Ha habido muchísima discusión acerca de la película, y hay una idea sobre cómo hacerla. Carter, Duchovny, Anderson y Spotniz contestan afirmativamente varias veces a la semana acerca de sus intenciones de participar en ella, y consideran que hay potencial para hacerla. Personalmente pienso que hay más de un guión ahí fuera, aunque la FOX no haya pedido ninguno, más que nada porque llevan veinte años trabajando en la serie y seguro que tienen material de sobra. Pero no me creo que Carter tarde tres años para sacar un guión que dice que está escribiendo, así que pienso que lo hacen más por mantener la puerta abierta que porque haya verdaderos planes inmediatos de ponerse manos a la obra. Spotnitz es quien ha hablado más claramente respecto a esto, junto con Duchovny, y sus declaraciones son las que más ayudan a hacernos una idea de por dónde van los tiros. Hace pocos días Gillian Anderson confirmó que Carter estaba escribiendo la tercera película y que “tenía buena pinta”, lo que puede significar algún tipo de avance o más bien que en una convención rodeada de fans era una forma bastante habitual de conseguir un aplauso y levantar un poco los ánimos.

Y mientras tanto, la vida sigue para todos sus creadores, una vez más. Gillian trabaja en teatro y en alguna miniserie con resultados más que brillantes (ha sido nominada al BAFTA). David Duchovny participa en algunas películas independientes y ha obtenido un gran éxito con su serie Californication, donde interpreta a un escritor con problemas con el alcohol y las mujeres en una especie de versión moderna de Lolita que se ha convertido en una de las mejores series que he visto en los últimos años. Gracias al personaje de Hank Moody, Duchovny ha logrado lo que parecía imposible, sacarse de encima el estigma de Fox Mulder y lograr componer otro personaje tan contrario al agente del FBI como clavado a la propia personalidad del actor. Frank Spotniz acaba de sacar Hunted, una serie para la BBC, y Chris Carter, padre de la criatura, no ha levantado cabeza. Sus continuos fracasos profesionales pueden ser lo que mantenga abierta la puerta de X Files 3, ya que tarde o temprano llegará el momento en que piense que regresar a lo que le dio la fama es la mejor opción de recuperar una carrera claramente estancada. Como detalle adicional que ya he comentado, Vince Gilligan, productor de la serie y guionista de capítulos tan míticos como ‘Bad Blood’, ha conseguido un tremendo éxito con la serie ‘Breaking Bad’, creando una de las series de mejor calidad de la época actual y que no decae en ningún momento.

Pero ellos no son los únicos que han tenido una gran parte de su vida ligada a los Expedientes X. Queda un último grupo, imprescindible para comprender tanto su éxito como su legado: los fans.
El público del mundo entero fue quien le proporcionó el salto al estrellato a una de las series más importantes de todos los tiempos, y con su seguimiento fiel a lo largo de dos décadas, son quienes han ido moldeando la televisión tal y como la conocemos. Fringe, Perdidos, Sobrenatural, Bones, Breaking Bad… todos los éxitos que han venido después han sido posibles gracias a una pequeña historia de terror sobre alienígenas en el gobierno escrita entre 1992 y 1993, y que el público apoyó a través de su larga evolución, a través de tramas alienígenas, casas encantadas, barcos anclados en el tiempo, conspiraciones gubernamentales al estilo de Oliver Stone, cine negro de Coppola, y seriales televisivos de terror de serie B.

Los fans son quienes han mantenido la serie durante estos años, buscándole un hueco en la cultura popular y convirtiéndola en una pieza indispensable para entender el entretenimiento audiovisual doméstico. Y por supuesto, son ellos quienes mantienen vivo el legado en busca de una continuación. Miles de blogs, cientos de iniciativas de gente que disfruta con los Expedientes X y quiere compartirlos con conocidos y completos desconocidos,  intentan que no se olvide y, también, recordar a la FOX que están sentados sobre una mina de oro que poco a poco se está enfriando. Gente como los responsables de ww.expedientesx.es, o páginas de Facebook como la que administra @sandra_xfiles son claros ejemplos, por no mencionar a un nivel “cuasioficial” a XFilesNews, con reuniones con la FOX y organizando campañas como la de enviar 1013 fotografías (número que cogen del nombre de la productora) a la FOX, entrevistas con los responsables de la serie o conseguir recordar vía Twitter a todos que aún hay una oportunidad de contar una historia más de Mulder y Scully, de llegar al final, y de permitir que una de las mejores tramas alienígenas que jamás se ha puesto frente a una pantalla llegue a su resolución.

Es posible que Expediente X 3 llegue a rodarse, pero si no lo hace, siempre nos quedarán dos películas, nueve temporadas y más de doscientos capítulos que ver una y otra vez, llenos de interesantes historias, buenas tramas, brillantes diálogos y grandes villanos, fruto de la época irrepetible y de una población que empezaba a ser consciente del momento político único en el que se encontraba. Desde el final de la Guerra Fría, a los espeluznantes descubrimientos sobre los horrores del holocausto. De la sombra de la guerra nuclear al asesinato de Kennedy, de la aparición de nuevas enfermedades de alcance mundial hasta los fantasmas del comunismo y finalmente, del terrorismo. Desde experimentos con prisioneros de guerra pasando por platillos volantes, tecnología secreta y conspiraciones hasta la imprecisa amenaza de los supersoldados, dudando de la Versión Oficial y acompañando a unos Mulder y Scully a quienes de momento dejamos donde los encontramos, ahí fuera, donde nosotros sabemos, se encuentra La Verdad.