Todo eso creo que resume a la perfección lo que fue el año pasado para mí en cuanto a películas, y la vida. No es que me la paso en la ‘red social’ todo el día y no veo cine, porque eso es mentira. Es simplemente que cada etapa facultativa se va haciendo más complicada, cada año uno quiere hacer más cosas (y por suerte los objetivos se cumplen); y entonces, como no somos críticos profesionales, el tiempo para ir al cine se elige con cuidado y se va acotando. No estoy decepcionado para nada, y espero que los que me leen no lo estén. Incluso los eventos importantes, como el BAFICI (aquí coberturas anteriores), no me impresionaron tanto, por lo que vi menos films que otros años y ni siquiera pude escribir un ‘especial’.
Por lo tanto, si prometí cosas que no cumplí, pido disculpas. Quiero agradecer también a todos los que siempre pasan y comentan. Ustedes, a quienes yo llamo Sospechosos, le dan vida a este blog que a mi también me da mucho placer y mucha vida. ¡Gracias! Aún así -sacando las promesas no cumplidas- creo que fue un 2010 muy rico para el blog, con múltiples análisis, con mucha reflexión, revisión y descubrimiento -para mí, y para ustedes espero- de lo lindo que es crear de cero, sin compromiso, un escrito cuando una película nos vuela la cabeza. Dicho esto, y tomando en consideración lo expuesto (esto parece un proyecto de investigación), lo más lógico será contarles de las mejores 10 películas que vi el año pasado EN EL CINE, siendo fiel con la tradición de nuestro Ranking de “Las 10 mejores” anual. Como siempre, las películas en verde son links directos a sus críticas o menciones en el blog. Sin extenderlo mucho más, lo mejor que este Sospechoso vio en el 2010.
“Las 10 mejores”
Se dijo, luego de que muchos vieron “Inception”, que a Nolan con “The Dark Knight” le había salido todo bien, como si hubiera tenido suerte. Realmente yo no creo en esas cosas, pero es probable que tenga que decirlas si la próxima película
de Ben Affleck llega a ser algo parecido a un desastre. “The Town” es un film que te sorprende a cada momento, pero no por el desarrollo de su historia, que es una clásica historia de ladrones que quieren corregirse, de últimos trabajos y de mujeres hermosas y todo eso… “The Town” sorprende porque, de entrada, uno no puede ponerle mucha confianza a sus credenciales. El Affleck director, con un segundo film, ahora también actúa; el elenco es variado e inusual; el género es de los más visitados del cine norteamericano. Aún así, el resultado es atrapante y emocionante: los personajes nos tocan, su historia nos involucra y, como Affleck parece conocerlos muy bien, nos ponemos de su lado (del de su personaje, claro). Lo que sorprende en “The Town” es en un nivel general, y es una sorpresa mayor si la comparamos con su predecesora, “Gone Baby Gone”. La confianza que uno no tiene cuando el film comienza, Ben Affleck la tiene de sobra. Además es una de esas películas que, por suerte, te ponen a pensar en lo que es dirigir un film, y en el género de un film… te dan ganas de revisar muchas cuestiones. Así se hace una gran película.
Otra pieza que te pone a pensar en qué es dirigir; en quién lleva la batuta de un proyecto. Es muy difícil que un film de Enrique Piñeyro no sea 100% Piñeyro, pero no hay que desmerecer el egocentrismo una vez que nos percatamos de qué se está contando y cómo. Casi construyendo evidencia para una causa judicial (de hecho, “El Rati Horror Show” tiene evidencia que hoy día es crucial para la defensa del caso de Fernando Carrera), Piñeyro dirige, escribe, actúa, crea y recrea a favor de sus creencias y, como siempre, en busca de un país mejor. Este discurso nunca es una estupidez para el director. Piñeyro es muy hábil para hablar de la realidad de forma ficcionalizada. “Whisky Romeo Zulú” era precisamente eso, pero este nuevo film es un documental y no deja de haber aquí un dejo de ficción. El director nos cuenta un cuento, sí. Pero es un cuento turbio, un cuento que hay que dominar y un cuento que requiere de argumentación y de coraje. Hay que animarse a contar este cuento, pues tiene consecuencias en el día a día. En mi día a día también es de lo mejor del 2010.
Cada vez es más difícil evitar las comparaciones en nuestro cine. Es sabido que los estrenos en salas grandes a los que todos tenemos acceso, no son tantos como se dice en todos lados. También hay un prejuicio grande que sigue presente en relación al cine independiente argentino, al alguna vez llamado “Nuevo Cine”. Si “Carancho” no estuviera protagonizada por Ricardo Darín, las cosas se le hubieran hecho más difíciles. La locura del medio millón de espectadores hizo que la seleccionaran para el Oscar, pero no es una película de Oscar. Por eso tampoco se la puede comparar con “El secreto de sus ojos”. “Carancho” es una película de Pablo Trapero. De personajes en mundos que los sorprenden a cada instante, de una historia que tiene el amor como bandera, de una ficción que está plagada de realidad y en la realidad resuena. De ese Pablo Trapero, que película a película se afianza más como un gran autor de nuestro cine.
Tengo que volver a ver el último film de Jason Reitman, pero lo recuerdo desde principio de 2010 con mucho cariño. Quizá el film más reflexivo, más suspendido y menos aleccionador del año que se fue. Está plagada de personajes fuertes, muy seguros de sí mismos, y también es una película de decisiones fuertes, en la que cada paso a tomar pesa mucho. Con pocas ambiciones, complejas y reveladoras conversaciones y puntos de giro que nos derivan de momento a otro género pero que no dejan de lado la reflexión, “Up in the air” aparece como la película más madura de Reitman. Aunque no su mejor película, sí una de las mejores del año.
Es como si estuviéramos allí, con ella (la directora Kathryn Bigelow), con ellos (los actores/personajes), sufriendo. Y también disfrutando. Hay todo un lado del film que tiene que ver con el disfrute de la guerra, como generador de adrenalina. Eso, y los discursos que de allí surgen no me motivaron tanto a mí como el contexto y las situaciones, repetidas, una tras otra, que viven estos soldados. Lo que más recuerdo son los momentos de tensión, brillantemente construidos, en los que uno como espectador verdaderamente cree que en cualquier momento todos (los protagonistas también) podrían acabar muertos. Así de verdadero el film, así de crudo. Alejado de las fórmulas, más cerca de la cualidad impredecible de su protagonista fundamental (un genial Jeremy Renner). Verla en cine es impresionante.
Modesta visualmente, al menos para un director como David Fincher, que disfruta mucho de crear juegos terroríficos y de hacer crecer a la gente para atrás. No hay muchas sorpresas en esta película que podemos llenar de adjetivos derivados de “correcta”. Sucede que cuenta una de esas historias de siempre, pero con la ventaja de que resuena mucho en el ahora por el contexto “facebook”, y además con una corrección que encuentra refugio en las palabras de Aaron Sorkin (uno de los mejores guiones que se presenciaron en la pantalla grande en mucho tiempo), apostando a un juego de cambio rápido de planos y plena confianza en actores no tan conocidos, de los cuales cada quién sorprende más. Truco no hay. Comparada directamente con el último film ‘oscarizable’ de Fincher, es genial. Es difícil que alguien diga que no es una muy buena película.
Muchas veces lo que uno piensa de una película con lo que interpreta de ella y el impacto que esto tiene en uno como espectador. Creo que con la última cinta (la blanca…chiste malo) de Haneke, pasó eso. Su mensaje es de algún modo tan transparente y claro que todo se puede ver reducido a una película insignificante, con exceso de violencia (física y psicológica) y falta de reflexión. Aún así, la reflexión está de nuestro lado también, y el impacto de una cosa tan universal y básica como la que intenta expresar el director, viene naturalmente de cómo desarrolla su película; de la dedicación que le pone a su historia. Que nadie dude que Haneke habla en serio…yo pensé que nadie lo dudaba.
Los Coen. Sólo me pasa con ellos. Sigo descubriendo su filmografía y la paso de maravilla. Pero también es todo un acontecimiento ver una película de los hermanos en el cine. Yo no sé por qué las salas las estrenan. Películas como “Un Hombre Serio” jamás atraerán un gran público. Parte cómica -pero de un humor muy oscuro- y más que nada dramática, la historia de un hombre que cree que hace todo bien pero todo le sale mal es una delicia. No voy a mentir. Como siempre, no sé bien qué pasa por la cabeza de los dos directores, y es esa cabeza la que se ve en la historia del film y la que nos llega a nosotros. Seguramente “Un hombre serio” sea de sus films ‘menores’, pero también como la mayoría de las veces –no siempre- hay algo turbio… algo que queda sonando por ahí… algo que dice que no todo anda bien.
Yo la vi hace un tiempo en el BAFICI, pero se estrenó oficialmente en el 2010 y no deja de ser un gran film. Esto escribí en su momento: No se puede decir tanto del tercer film de Acuña. Comparte elementos con “Nadar Solo” (su segundo largo no lo vi) y mantiene la línea que tan querido lo hizo por muchos. Acuña todavía es joven pero tiene una capacidad innata para llegar a un público mayor. Con este film, que tiene toques magistrales de comedia (y que acaba de ganar el premio más importante de FIPESCRI), lo demuestra. Y no es sólo eso en una película que realmente no se puede explicar. Es también la confianza total en los actores como creadores de una realidad que es tan real como la realidad misma, y que también es desprejuiciada o, mejor aún, como decía una chica que conocí: "honesta".
Scorsese genera revuelo, como diría Agus Castelli. Un gran director, consagrado, estrena un nuevo film, que no parece prometer mucho…algo fuerte tiene que pasar. Hasta el día de hoy, en DVD, se sigue discutiendo. Que si el final es así o asá, que si es muy obvia por esta razón o la otra, que si DiCaprio está mejor acá que en “Inception”, que si es digna o no de un realizador como Marty. Yo creo que tanta discusión, tanta búsqueda incesante de errores y tantas ganas de querer ver de dónde se sacó tal o cual idea; todas estas cosas alcanzan para coronarla como una de las películas del 2010 (aunque sea una que entre al final de la lista). Igualmente, si me preguntan a mí, creo que por derecho propio es una muy buena pieza. Consciente, firme, para nada arbitraria y con una fenomenal actuación protagónica (por supuesto que DiCaprio está mejor aquí que en la de Nolan). Agradezco que Scorsese haya generado el clima de locura que una película de este tipo requería, y que no haya cedido a la tentación de dar vuelta todo bruscamente sobre el final. Eso es lo que hacen las películas poco inteligentes. Y ojo, que muchas películas pueden ser bobas y buenas (o excelentes, dependiendo de qué elementos hagan que las películas sumen puntos). ¿Inteligentes y muy buenas? Siempre hay menos.
“BONUS TRACKS” (una del cine, una de estreno limitado, una vista en el colectivo y una que fue directo a video; o cuatro que merecen ser mencionadas)
Por su genial interpretación protagónica (un Michael Douglas “at the top of his game”) que se carga con todo el relato y se va llevando puesta cada situación vivida sin mirar atrás; por su buen –y de a ratos sorpresivo- uso de los jugadores secundarios en los momentos justos; porque los diálogos dan para pensar y de a ratos duelen. Porque los dos directores consiguen tomarse en serio y con la exacta dosis de dramatismo –no exenta de humor; todo siempre cortesía de este ‘hombre solitario’- una historia de individuos (el primordial es uno, pero hay varios para analizar) en edades difíciles, que en cualquier momento pueden ser tomados por sorpresa debido a una revelación. La revelación puede ser de cualquier tipo… lo importante es no perder la fe en que se puede darle un giro a las cosas.
No me corresponde del todo esta opinión, pues es la primer pieza que veo de un director prestigioso y reconocido mundialmente, pero me es inevitable declarar que su última aventura es una de las mejores películas del 2010 y una de las mejores cosas que vi en mi vida. Adrenalina pura, inyectada en la película y en un protagonista (desopilante Nicolas Cage; un grande cuando quiere) que no para un segundo. No es una historia muy nueva (de hecho, es una suerte de remake) ni tampoco la más original, pero algunas veces uno puede percibir que detrás de la cámara hay alguien que entiende absolutamente todo: Werner Herzog pasea, sin aviso, de lo más violento a lo más triste, de lo triste a lo directamente cruel, y de lo cruel a lo inesperadamente romántico. Un cínico (como el maldito policía del título) tal vez, pero un virtuoso que encuentra la vida más llena (incluyendo gente que vuelve de la muerte y las inolvidables iguanas que miran fijo) en un mundo desvastado.
No es tan fácil de explicar ni de defender, pero es algo muy fuerte para que el que consume cine compulsivamente. Miramos las películas por lo que son, pero si ellas nos dejan, también miramos más allá. “Knight and Day”, de James Mangold (sí, el multifacético director de “Inocencia interrumpida”, “Walk the line” y “3:10 a Yuma”), es un completo delirio: divertido, predecible, exagerado, inverosímil a la enésima potencia, completamente irrelevante desde la historia y el (no) desarrollo de sus personajes. Ya en este aspecto delirante, es una muy buena pieza; mejor que otras de su especie (tampoco nos engañemos: hace mucho que no llega una película así). Porque está bien filmada, porque la acción motiva al espectador y porque la pareja protagónica tiene la química necesaria para que el ritmo no decaiga. Pero hay otra cosa, hay un más allá; como una “meta-película”. Que sea Mangold el director, que Tom Cruise y Cameron Diaz sean las estrellas que ponen la cara son aspectos que no podemos dejar de mencionar porque son demasiado evidentes. Sobre todo en el caso de los actores. Sabemos quiénes son, sabemos qué esperar, y verlos desplegar sus dotes en cada escena del film es descubrir esta “meta-película”; que dice mucho sobre el doble rol que juegan las superestrellas (como estrellas y como verdaderos actores), sobre los géneros y sus virtudes y limitaciones (y sobre cómo todo eso un director puede llevárselo por delante) y sobre el cine en general; el que nos genera placer, el que no es correcto admirar pero tiene mucho de admirable; en este caso ese que nos divide rotúndamente de vez en cuando sin que lleguemos a analizar el por qué.
Drew Barrymore hace su debut como directora y en Argentina se les ocurre mandarla directo a video. Está bien, no a todos les importa Drew como a mí. Yo soy quien alquila cosas horribles como “Amor a distancia” sólo para verla. Pero su primera película es una gran película y tiene mucho de ‘meta’ también. Es la consagración de la chica que es distinta pero es encantadora; es un llamado (bastante femenino, es cierto) a todas esas chicas que todavía no encontraron su lugar. Drew les dice que “no se rindan” y lo hace a través de una historia que tiene muchas aristas (desde el pueblo maldito del que no se puede salir ni progresar hasta ese concepto tan complejo que es el “primer amor”) que abren paso a grandes personajes (el entrenador es uno, o la jugadora de roller derby que interpreta Kristen Wiig –quizá mi favorito-) y que la directora maneja lo mejor que puede, cediéndole el honor protagónico a esa hermosa chica que sabe sobre ser distinta y encantadora y que se llama Ellen Page. Tiene ese toque rebelde (en el andar general del film, y en la presencia de la propia Barrymore y de Juliette Lewis) que tanto la caracteriza a la –ahora- directora, pero es un relato clásico, con suerte inolvidable.
ESPERO QUE DISFRUTEN EL POST!
VUELVO CON UNAS REFLEXIONES VACACIONALES PRONTO!
SALUDOS SOSPECHOSOS!