Especial: La Leyenda de Sant Jordi

Publicado el 19 abril 2014 por Soraya Del Ángel Moreno @soraya_delangel


Querido viajero,
Esta semana la entrada es un especial de Sant Jordi. Acomódate y prepárate para leer...
La Leyenda de Sant Jordi
Hace mucho, mucho tiempo, el pueblo de Montblanc era devastado por un feroz y sanguinario monstruo que era capaz de caminar, volar ¡y hasta nadar! La bestia, de aliento fétido y mortal, era una amenaza para los lugareños puesto que, además de robarles el ganado, con su aliento el monstruo era capaz de envenenar el aire que respiraban. 
Preocupados por la situación, los habitantes de Montblanc se reunieron y llegaron a la conclusión de que lo mejor era hacer una ofrenda al dragón. Cada día, le darían de comer una persona para intentar calmar su apetito y sed de sangre. El problema, claro está, estaba en encontrar voluntarios que quisieran sacrificar su vida para ser devorados por el monstruo...
Tras una larga discusión, los lugareños pensaron que lo mejor y más razonable era sortear cada día quién sería la persona que ejercería de ofrenda. Y así lo hicieron. El dragón, ante el banquete diario, les dejó tranquilos.
Así continuaron un tiempo hasta que un día, la suerte hizo que en el sorteo, saliese el nombre de la hija del rey. La joven princesa, amable, bella y cariñosa, era muy querida por todos, tanto que decenas de habitantes se presentaron voluntarios para ocupar su lugar. Pero el rey afligido y con todo el dolor de su corazón, quiso ser justo con su pueblo y les dijo que su hija era como todos los demás y si le había tocado, debería presentarse como ofrenda para el dragón. 
La doncella salió del castillo y se dirigió hacia el sacrificio. 
En el trayecto, un joven caballero, de brillante armadura que cabalgaba a lomos de un caballo blanco se presentó ante ella. La princesa lo miró y le advirtió:
-¡Huid! ¡Huid rápidamente, noble caballero! Si os quedáis aquí aparecerá la bestia y os devorará a vos también.
-So sufráis joven doncella. Si estoy aquí es por mi propia voluntad - respondió el joven caballero de nombre Jorge. -He venido desde muy lejos para protegeros a vos y a vuestro pueblo.
No pasó un minuto que, de pronto, surgió la bestia ante el horror de la princesa y el gozo del caballero. Comenzó una intensa pero breve lucha hasta que el caballero le clavó una estocada con su lanza hiriendo mortalmente al dragón.  
De la sangre que brotaba surgió un rosal, con las rosas más hermosas que la princesa había visto hasta entonces. El caballero, se agachó para cortar una de las rosas y de inmediato se la ofreció a la princesa.
Así nace la tradición del 23 de abril, día de San Jorge, en la que los caballeros regalan rosas a sus princesas y éstas les ofrecen un libro a ellos.-----------------
Viajero, espero que te haya gustado el relato y sepas un poco más, si no la conocías ya, sobre una de las tradiciones catalanas más populares y bonitas que existen, por supuesto bajo los ojos de esta humilde tabernera ;)
Nos vemos la semana próxima, ¡no olvides hacerte seguidor del blog para que seamos muchos en la Orden de los Aprendices!