Estaba oyendo uno de los programas de la mañana de Radio Clásica cuando anunciaron para el día siguiente en un apartado que se dedica a Música y Ciencia una sección dedicada a una combinación tan curiosa como Música y Genética. Me llamó la atención que se pudiera establecer un vínculo entre ambas materias y pensando en ello empecé a recordar el papel de la Genética en la elección por tu parte de la carrera de Medicina. De ahí vinieron otros muchos detalles relacionados con aquel proceso que me llevaron hasta la evocación del verano de preparación del MIR, con aquellas doce horas seguidas y larguísimas en la biblioteca del hospital de Puerta de Hierro; luego la salida como una sonámbula a las nueve de la noche durante meses y así hasta hacer el examen, que curiosamente fue casi un paseo. Los resultados estaban claros, el número era muy bueno y permitía escoger cualquier especialidad, pero la inclinación a la Genética se había quedado ya lejos y la elección recayó en Otorrinolaringología. A más de uno nos parecía una especialidad no muy atractiva (me lo comentaba el oncólogo que me trataba entonces), con tanto moco contra el que hay que luchar, mientras que Endocrinología parecía como con más empaque. Pero no, el asunto estaba claro y era otorrino lo que te gustaba.
Los años posteriores nos han demostrado a los ignorantes que aunque no tiene la aureola -social- de la Neurología o Hematología, tiene facetas de gran complejidad e interés, como la del Rendu Osler, que me tiene muy impresionada, y sobre todo tiene un aspecto desde mi punto de vista muy práctico y positivo: es la especialidad más demandada por nuestra familia, pues el que no tiene desviación del tabique nasal, tiene sinusitis o infecciones de garganta, aunque son las otitis y vegetaciones las que se llevan la palma, ya que las padecen o han padecido los cuatro sobrinos en todas sus variaciones posibles.
Esto, que no deja de ser un incordio para la tita, que tiene que intervenir, tiene, sin embargo, además de la eficacia de los resultados, otros aspectos muy positivos. Por ejemplo, en relación con la última intervención familiar, las dos señoritas mayores aseguraron que a Jaime se le iban a quitar todos los males, que si seguía con problemas en el oído, a pesar de que hacía dos años lo habían operado en Sao Paulo, era porque no había sido su tita Sol la que lo había hecho, que en cuanto la tita lo operara el niño se quedaba nuevo. Esa fe en su tía en plena adolescencia creo que es digna de ser tenida muy en cuenta.
¿Qué te parece? No sé si ser como su tita Sol es ser otorrino o dedicarse al teatro, pero desde luego lo calcó la criatura.