Las cosas no van a cambiar porque sí. Y lo sabes. Sin embargo, la confianza y la certeza de que el cambio se va a producir antes o después, es lo que hace las personas no tiremos la toalla. Está en nuestro ADN. El instinto de superviviencia se mantiene a base de esperanza. De la esperanza del cambio. El mundo se mueve. Y moverse significa cambiar. Si uno no cambia termina donde empezó, sin avanzar ninguna casilla. Y quedarse quieto es tan poderoso como moverse, pero siempre a su tiempo. Y la pregunta del millón es ¿cuándo se produce ese tiempo? Y ahí está nuestro instinto, a la espera de determinar cuando hay que moverse y cuando hay que pararse y quedarse quieto. Aunque, hablando de instinto, los resultados son dispares. Y un momento para todo. Y la certeza de que es así es lo que nos da confianza para esperar nuestro momento. Todos tuvismo nuestros momentos de gloria. El problema está en que la gloria es tan efímera como el presente. Pasa en un instante.