Alguna vez tenía que ocurrir. Y siempre supe que sería por cuestiones profesionales.
Puedo rechazar invitaciones a “tomar algo” o a comer fuera, de familia, conocidos e incluso de intereses románticos, digamos. Donde no fumo, no consumo es una frase que he repetido mucho. Yo no fumo fuera, es otra. No entro en locales como forma de protesta por la ley del tabaco, es la más larga que he tenido que utilizar cuando hablo con alguien nuevo.
La familia se ha acostumbrado y conocidos ya no tengo. Toda chica nueva que conozca, suele sentirse inmediatamente inquieta ante mi postura y la conversación no suele salir bien. Les resulta raro. Pero me da lo mismo. A veces pienso que lo hago adrede
Aún me queda alguna amiga y con ellas fui más suave al explicarlo (o no hizo falta porque ya lo sabían y me entendían), pidiéndo…
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