Porque hoy sigue naciendo la esperanza al margen del camino y de la vida, en un intento de abrir nuevos horizontes. Porque sólo es necesario buscarla entre tantass niñas y niños, hijos de madres/padres extranjeras/os y apátridas, en los sótanos de la ciudad, en el torrente de la multitud ansiosa… un sinnúmero de niñas y niños, refugiados , prófugos , exiliados, fugitivos de la violencia y la guerra.
Barquitos de colores por el mar
Sueños de niños -que se lleva el viento-
perdidos en la bruma de las modas
de los chismes, movidas, devaneos.Barco sin rumbo, azotado por las olas,
entre la desazón y el puro miedo;
con la tristeza de no tirar el ancla
a un suelo donde asirse ¿será el nuestro?¡Cuánto dolor a cuestas! las familias
que dejaron su tierra, con lamento
y se echaron al mar, sin hacer duelo,
soñando con que fuera para bueno.Mientras tanto, mil hijos se han perdido,
sin oir, apenas, canciones felices,
sin lenguajes comunes que arrullaran
el sueño trasplantado sin raices.Todos, al fín, vivimos el destierro:
todos, alguna vez fuimos extraños,
en tierras que nos daban algún pan
y que no nos sentían como hermanos.Es una gran tragedia de la Historia;
de una historia de todos, suya y nuestra;
nuestra y suya esta barca en la que vamos,
que arroja el ancla, sin encontrar tierra.Sigamos navegando, hasta encontrar
tierras que roturar juntos se pueda
mientras suenan canciones en mil lenguas,
que, nunca más, ya, nos serán ajenas.