Inquietantes obras de arte
Por Esteban Gutiérrez Gómez.
Miguel Ángel Zapata es uno de los grandes narradores de nanoficciones, el rey de los veinte centímetros sumergidos en castellano. Los dos libros que preceden a este Esquina inferior del cuadro, Baúl de prodigios y Revelaciones y magias, son dos compilaciones de microrrelatos de una hondura insuperable. No se puede decir nada más con tan pocas palabras ni insinuar mejor lo que se pretende transmitir. En cualquiera de estas propuestas literarias de cuarto de folio el lector habrá sido transportado a un más allá literario, a un mundo casi imposible, en la primera frase de la lectura. Ese poder literario persiste en Esquina inferior del cuadro, pero esta vez son relatos, cuentos en su distancia tradicional, lo que Miguel A. Zapata nos ofrece.
Aunque se hable de cuentos en los que el protagonista principal aparezca desdibujado, esquinado, yo encuentro en estos relatos historias terribles, sucesos enterrados en el pensamiento de los personajes, rescates de un pasado que subsistía bajo su piel y les daba forma. Reencuentros que sirven para reventar forúnculos mentales que latían aletargados. Así ocurre en el primero de los cuentos, “En flor”, que nos trasmite el poder creador y destructivo de la locura. Conversión y venganza se suceden en los relatos siguientes en esos pequeños Apocalipsis que Miguel A. Zapata nos ofrece. Locuras y pecados acontecerán también en las siguientes historias: mujeres que adoptan jabalíes a modo de hijos o coleccionistas de jóvenes, son dos de los ejemplos destacados. Puzzles literarios que mejorarán la salud intelectual del lector, ofrecimientos al Dios de Lo Novedoso, intrigas de voces con propuestas de juego extremo en fondo y forma. Voces que van y vienen, que se muestran solo un poco, lo necesario, para que nosotros completemos el cuadro en la cabeza, técnicas impresionistas blanco sobre negro.
Y estoy de acuerdo con Fernando Valls, director de la colección “Reloj de arena” que publica este Esquina inferior del cuadro en Menoscuarto ediciones, porque los dos relatos finales asegurarán la conmoción al lector, cerrando el círculo perfecto del cuento. Se trata de “Esquina inferior del cuadro”, relato que da título al libro y que el autor nos ha cedido en exclusiva para su difusión en Culturamas y, a modo de epílogo, “Los trabajos del astrónomo”. Dos inquietantes obras de arte.
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