Tendrían que irse al carajo porque uno cuando la caga de esa manera, no es para salir diciendo “lo siento, no volverá a pasar”. Uno dice eso cuando la lía parda en una ida de olla con la familia, con un buen amigo, cuando te portas mal con tu pareja sin cruzar líneas rojas, cuando, en definitiva, descargas o ‘apagas’ el mal humor con la gente que te quiere, con la gente que tienes más próxima. Entonces, el ojo de la tormenta se sitúa encima de tu salón y los truenos y relámpagos hacen que haya un apagón de racionalidad. Durante unos minutos, crees divisar en el horizonte la venida de los jinetes del Apocalipsis, las alcantarillas de tus tragaderas están a punto de estallar porque nadie se merece tal humillación y, entonces, en el fondo de sus ojos ves como clarea el lazo familiar que te une a ese demonio destructor al que está a punto de expulsar el arco iris de la tranquilidad.
Ustedes, señores imputados, presidentes de gobiernos, alcaldes, funcionarios, cargos de confianzas, chupópteros del sistema: ustedes no son ni mi hermano, ni mi amigo, ni mi novio, ni siquiera mi amante para que tenga que perdonarle un ‘lo siento, no volverá a pasar’. Usted ya goza de un buen sueldo y un futuro asegurado hasta que se muera. Pueden tener una visa oro, la tarjeta del Corte Inglés o una casa para veranear y otra para vivir en invierno; un coche para diario y otro para los domingos; esquiar en Navidades y hacer viajes a un resort una vez al año para ‘desestresarse’. Pueden comprarse trajes a medida y ropa de marca; ir a la peluquería cada quince días; hacer viajes con la maleta vacía a Londres, Nueva York o París y traerla repleta de cosas para parecer distinguidos.
Esta vez sí que han sido distinguidos, por la Justicia. Aunque no me creo eso de que “quien lo hace lo paga”, que dice Rajoy que no hay impunidad. Eso está por ver. Aunque lo que no me gustaría es que quedase en el tintero el poder que tenemos cada uno de nosotros cuando nos convocan, por ejemplo, a unas elecciones. Ya lo he dicho muchas veces, no seamos hooligans políticos. Actuemos en consecuencia, respondamos de manera cívica y con el poder que tenemos para decir BASTA.