Existe una estructura construida socialmente a lo largo de la historia. Esa estructura permea y media en todas nuestras relaciones, en todos los ámbitos, incluso nuestra relación con los hijos que aún no han nacido, o las impresiones de personas de otras naciones que no conoceremos en la vida. Esta estructura se construye en la historia a través del poder, porquees una estructura que se impone. Estamos hablando del “sistema”(1) -un concepto utilizado principalmente por anarquistas para destacar el carácter interseccionalde nuestros esfuerzos contra el Capital, el Estado, y cualquier otra forma de opresión.
“Si el poder fuese solamente represivo, si no hiciera otra cosa que decir “no”, ¿cree usted verdaderamente que llegaríamos a obedecerlo?” —Michel Foucault
Esto ocurre porque el poder se articula con el objeto de beneficiar y de reprimir. Por más que estemos luchando para que el precio del billete de autobús baje, la realidad de quien realmente necesita que el precio baje resulta invisible, como el hecho de que se trata realmente de una lucha en torno a veinte céntimos. Es justamente la perspectiva no interseccional, que ignora la realidad de la población periférica y proletaria, la que nos hace pensar que la lucha es más contra la corrupción que contra una subida de veinte céntimos. La gigantesca mayoría de quienes están ahí no necesita asustarse por un aumento de veinte céntimos, y eso convierte en un problema que la lucha sea en torno a un aumento de veinte céntimos.La ampliación de las preocupaciones, por encima del precio de la tarifa, se ve entonces como un gran avance y una mejora. Esta es una falsa ilusión generada por los privilegios que impregnan los movimientos sociales, porque cuando usted sustituye veinte céntimos por “corrupción”, usted no está ampliando el alcance, usted lo está reduciendo. Está abandonando una cuestión objetivamente monetaria, que atañe objetivamente a quien no posee tanto dinero, por una cuestión patética como la “corrupción” -de la que nadie está a favor, y que es característica indisociable de la democracia representativa capitalista.Vamos a hablar sobre cooptación
Cuando la población aún no politizada se adhiere masivamente a la protesta, la infla con discursos ideológicos. Hincha la protesta de mucho pacifismo, muchas reivindicaciones vacías (¡contra la corrupción!, ¡por la educación!), de banderas brasileñas bordeando el nacionalismo de cantar el himno nacional y, principalmente, de discursos opresivos, que si predominan entre las personas politizadas, entre las personas no politizadas aún más. El machismo, el racismo, el heterosexismo y el discurso higienista burgués son algunos problemas que parecen estar surgiendo en estas manifestaciones recientes, incluso en los carteles que sujetamos y las consignas que gritamos.
No se trata de adoptar una postura elitista y abandonar todo, saliendo fuera porque “se ha convertido en una manifestación de derechas”. El conservadurismo está aquí y estará de nuevo la próxima vez que haya una gran adhesión a una protesta. Se trata de discutir esto con las masas para poder empoderar a quien está siendo olvidado. Se trata de unirse y organizarse para reaccionar dentro de la propia lucha. Se trata de abrirse a las personas aliadas que puedan ayudar a articular discursos de resistencia dentro de la propia lucha. Será completamente inútil abandonar el frente. Debemos ser la protesta dentro de la protesta. Hay que intentar radicalizarla desde dentro, ya sea en el discurso -cuestionando los discursos opresivos y reaccionarios que surjan- o en la materialidad de las acciones radicales, ya sea en la contestación firme contra quien está intentando apaciguar a las masas o en el apoyo inmediato y verbal a la víctima que está siendo discriminada. No se calle. En vez de abandonar el movimiento, debemos organizar en torno de la postura anticapitalista, principalmente la protagonizada por la clase trabajadora, y ocupar este espacio. Del mismo modo, ante las actitudes machistas no hay que abandonar el movimiento. De acuerdo con la posibilidad de cada persona, es preciso organizarse conjuntamente, con el protagonismo de las mujeres, ocupar el espacio y afirmarse como persona que no aprueba esas actitudes.Hay que construir la lucha dentro de la propia lucha. Nuestra militancia no puede ser un esfuerzo de persuasión, sino una táctica de resistencia por insurreción. A mi lado recibo personas aliadas porque sé que es interesante para cuestionar la opresión en vivo y en color, pero estas personas deben entender que asumen protagonismo y responsabilidad al aliarse en estos combates.
Si usted tiene esa disponibilidad, esté ahí. Intente organizarse junto con personas comprometidas para cuestionar estas posturas conservadoras, principalmente las posturas opresoras, burguesas y pacifistas. ¿Conoce gente interesada? Tráigales también.
Se van a asombrar: la corrupción no es el problema
Un movimiento modelado por el enemigo
El sistema quiere un movimiento que afirma que “Brasil despertó” porque ése es un movimiento que desconoce su lugar en la historia y en las luchas que lo colocaron ahí. Y porque los movimientos sin perspectiva histórica repiten los mismos errores y los mismos discursos de quienes dentro de otros movimientos los institucionalizaron y estabilizaron a la sombra del poder. Pretender que Brasil despertó sólo ahora es olvidar que las feministas estaban luchando, y por tanto ignorar lo que ellas tengan que decir, y hacer su pintada misógina. Creer que Brasil despertó sólo ahora es olvidar que el movimiento sindical lleva tiempo haciendo huelgas, y usted se quejaba. Que su generación despertó no significa que Brasil despertó. Muchas luchas estaban aquí, a nuestro lado, y si no despertamospara ellas, somos justamente contra quienes ellas habían despertado. Brasil no despiertatodo junto, homogéneamente, cuando se despierta en masa para algo específico. Si esto es despertar, entonces nunca dormimos. Las opresiones son diversas, y es preciso despertar contra todas ellas.“¡La policía es para el bandido, no para el estudiante!”, cantaba la multitud, ayer, a mi lado. “Yo entré en la policía militar para capturar bandidos”, decía en el vídeo un policía entre lágrimas, aplaudido por quienes lloraban emocionados a su lado.
Ir a las calles porque sí no es despertar. Independientemente del número de personas. Es preciso que ocupemos estos espacios, que reaccionemos dentro de ellos, que llevemos a ellos discusiones puntuales -como era la propuesta del movimiento Passe Livre- y resistamos a los desvíos que suceden porque el sistema da más voz a quienes no necesitan esas reivindicaciones. Hay que distinguir las personas aliadas de las que no nos importan. Marchar puede ser romántico, pero no es radical. Un millón de personas sin nada que decir, sin privilegios que cuestionar, sin cuestionamientos por hacer, sin patrimonios que quebrar, sin temas que discutir, no es una multitud que despierta. Es, como mucho, un gigantesco episodio de sonambulismo político.
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1) En el texto original en portugués: “estabelecimento”. Ya que se refiere al sistema de relaciones de dominación, parece más adecuado traducirlo como “sistema” que como “establishment” -que en español sólo hace referencia a algunos individuos que detienen el poder-. De hecho, en un glosario el autor del blog define así “estabelecimento”: “El “estabelecimento” es la situación actual y, principalmente, el poder vigente que la sustenta. Sirve para designar al mismo tiempo el estado actual de las cosas, y las instituciones que las mantienen de esta forma. Es un concepto utilizado sobre todo por anarquistas, que consideran que el Estado integra (y siempre integrará) una estructura de poder concentrado, y que actualmente sirve como defensor, productor y reproductor de la opresión.” (Nota de la traductora).
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