5 diciembre 2013 por cuinpar
reflexionesdemanuel.blogspot.com
Dicen que no ofende quien quiere, sino quien puede y que el que se pica ajos come. Sabio refranero popular que condensa en un par de palabras sencillas tanto conocimiento y tanta verdad y que viene a mi mente a ráfagas cada vez con más frecuencia. Que ofender a España será delito, dicen, una frase tan vaga, unos conceptos tan dispersos que me hacen temblar de manera preventiva, porque no sé exactamente a qué se refieren con España, ni qué es para Ellos ofender. Lo único que tengo claro es que tanta ambigüedad no es más que una coartada para frenarnos, para frenarme, para ponernos la mordaza por si acaso, para que ejercitemos el antiguo arte de la autocensura y de esta manera agudicemos nuestro ingenio intentando decir lo que queremos sin que se den cuenta. Sospecho que “ofender” es un verbo que hace referencia a cualquier cosa que les moleste, que les sea incómoda y el uso de la tercera persona del plural debería dejarles clara mi percepción de que con “España” se refieren a Ellos mismos. No a mí, ni a mi vecino, ni a los que sufren los desahucios, la nueva reforma laboral, la educativa, la precariedad y la pobreza. Eso no es España. Esos somos los malos, los que estamos a un toque de ofenderla a cada momento y a los que, como decía Serrat, “por su bien hay que domesticar”.
A mí ya no me quedan fuerzas para indignarme ruidosamente, no tengo ni idea de por dónde empezar a ordenar esta casa que tiene pinta de que no va a coger tino más nunca y es por eso que me irrita particularmente que puedan castigarme por ofender a España ahora, justo ahora, cuando más ganas tengo de cagarme en ella.