Después del buen condumio, rematado con un delicioso mousse de gofio, en el que, claro está, brindamos por la salud y felicidad de la cumpleañera, reposamos un rato junto a la playa, encima de las rocas contra las que rompía el mar, y a continuación paramos en las bodegas de Uga, en una de las cuales entramos para conocer su presentación, aunque evitamos degustar el vino, ya que nos quedaban kilómetros por recorrer, y seguimos hacia el norte, por las LZ-30 y LZ-10, hasta alcanzar la localidad de Haría, situada en un bello enclave, con un Mirador que permite divisar una zona repleta de palmeras (cosa rara en una isla con tan poca vegetación arbórea), desde cuyo mirador nos deleitamos observando las islas del Norte, especialmente La Graciosa, y visionando la costa este, con las poblaciones de Arrieta y Playa Mujeres, y al oeste la zona de Las Bajas y Punta de Penedo, en las proximidades de La Caleta de Famara, a cuya playa finalmente fuimos para comprobar que abunda en arena normal y es lugar privilegiado para la práctica del surfismo.
De regreso a nuestro “hogar” de Muñique, pese al poco apetito, aún degustamos algo del pulpo a la gallega y no tardamos en buscar el descanso, porque el día había sido largo y repleto de vivencias.Leer en la cama un buen rato fue la mejor antesala al sueño reparador que nos invadió para acabar la jornada.
SA SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA