“PUTSCHDEMONT
(24.09.17, en “El Blog de Javier Orrico”, en “Periodista Digital”)
Putsch significa, en alemán, golpe de estado. Y golpe de estado significa en español levantamiento contra la legalidad instituida para transgredirla y sustituirla por una nueva legalidad al servicio del grupo golpista.
En 1923, Adolfo Hitler, acompañado de sus secuaces del NSDAP (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán), tomó una cervecería de Múnich en la que estaba dando un mítin el gobernador de Baviera y proclamó: “Ha empezado la Revolución Nacional”. Y así, según sus planes, una vez que Baviera se hubiera convertido en su feudo, avanzar desde allí hacia Berlín. Como había hecho Mussolini, también socialista y nacionalista con su “Marcia su Roma”, la Marcha sobre Roma que lo llevó al poder en Italia.Hitler era un revolucionario nacionalista, socialista y anticapitalista, que a veces se nos olvida, lo que nos impide advertir las nuevas manifestaciones del nazibolchevismo (mismos métodos, mismo desprecio a la legalidad, misma concepción del hombre como pieza insignificante frente al poder del Partido, único Dios, única Ley) que cada cierto tiempo reaparecen por aquí.La justificación de aquel golpe, que desde entonces se conoce como el Putsch de Múnich, era el trato humillante y las millonarias compensaciones de guerra que el Tratado de Versalles había impuesto a Alemania, y que eran la causa de la pobreza y el hundimiento del pueblo alemán. Como la pobre Cataluña “de la pérgola y el tenis”. Afortunadamente, las autoridades reaccionaron un poquito y Hitler acabó en la cárcel, condenado a cinco años, de los que sólo cumplió nueve meses. Si lo hubieran condenado a veinte años, y los hubiera cumplido, Europa se habría ahorrado cincuenta millones de muertos. La debilidad del Estado democrático es siempre el principal nutriente de los golpistas y la causa de los males posteriores.Por supuesto que Puigdemont no es Hitler. Pero es un tipo que se plantó hace unos días en el Parlamento catalán, declaró derogada la legalidad vigente, saltándose todos los procedimientos, garantías y derechos de la oposición y del resto de los españoles, y proclamó una nueva legalidad sin