Sin entrar en consideraciones éticas o humanitarias, en las que el respeto a la dignidad de las personas, la garantía de los Derechos Humanos y la solidaridad con las víctimas habrían de ser prioritarias sobre cualquier otra valoración (económica o política), la situación que describe la vicepresidenta del Gobierno no se ajusta a la realidad objetiva de las cifras. De hecho, según la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), España muestra un escaso compromiso con la institución del asilo, ya que sólo atendió al 0,95 por ciento de las solicitudes recibidas en Europa. Ello, no obstante, preocupa sobremanera a Sáenz de Santamaría porque, según reveló, los ministerios de Empleo e Interior detectan “un crecimiento exponencial, que podría duplicarse y hasta triplicarse”, del número de solicitantes de asilo. Y es que, al parecer, no son los conflictos y el peligro que corren en sus países lo que provoca el exilio de los inmigrantes, sino la boyante situación económica de España, que “ha vuelto a crecer desde el punto de vista económico”, ha asegurado la vicepresidenta del Gobierno.
Pero es un detalle que queda matemáticamente aclarado en la Estadística de Migraciones 2014 que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), en su Estudio de las Cifras de Población a 1 de enero de 2015, en el que se contabiliza que la población extranjera en España se redujo en 229.207 personas. Es decir, salieron más emigrantes que inmigrantes entraron en el país. Este “bajón” del número de extranjeros, junto al escaso crecimiento del número de españoles (156.872), es lo que hace disminuir la población total de España, que se situó en 46.439.864 habitantes, de los que 41.992.012 son españoles y 4.447.852, extranjeros. ¿Es ésta la saturación a la que se refiere Soraya Sáenz de Santamaría?
El propio Gobierno del que forma parte la vicepresidenta refuta, sin proponérselo, esta alarma cuando menos exagerada de Sáenz de Santamaría, al desglosar los flujos migratorios de Europa, donde se concentra una población de procedencia no europea que varía según los países. Así, Alemania acoge 10,1 millones de inmigrantes, Francia, 6,5; Reino Unido, 5,4; España, 4,8; e Italia 2,5. Con tales datos, se hace difícil concluir, como hace la vicepresidenta del Gobierno, que España esté “saturada” de inmigrantes irregulares y que no pueda reubicar en su territorio un porcentaje mayor de ellos.