¿Está la humildad sobrevalorada?

Por Falcaide @falcaide
Recuerdo siendo estudiante del doctorado en Economía Financiera (luego pasé a Organización de Empresas) que un grupo de compañeros presentó un estudio sobre el funcionamiento de los mercados financieros y la predicción de las rentabilidades en la cotización de las acciones en Bolsa. Tras la exposición, en la que se presentaban conclusiones novedadosas, auque ellos lo hicieron sin darle demasiada importancia, el profesor, un Catedrático de Economía Financiera y Director General de una firma de finanzas espetó: "Está bien ser humilde... pero no tanto. Esto está muy bien".
Aquella anécdota la recuerdo perfectamente, y la he contado en distintas ocasiones a diferentes personas porque el tema de la humildad siempre cae encima de la mesa. Hoy lo rescato porque el pasado domingo, el diario El País (@elpais) publicaba una magnífica entrevista de Juan José Mateo a Rafa Nadal titulada: Humildad, sí; tontería, no. Cuando ganó en Roland Garrós, Nadal se fotografiaba en la pista junto a Pau Gasol, y el periodista le preguntaba que valores unía a dos grandes ganadores como ellos. Y el tenista contestaba: "Todos los que ganan tienen siempre una cosa en común que es básica. No es la humildad ni todas esas cosas que quedan muy bien y muy bonitas. Mejor si la tienes, como la tiene él, pero hay mucha gente que ha ganado mucho, una barbaridad, y que es arrogante. Lo que te hace ganar es querer ganar y querer hacer todo lo que toca para ganar. Querer trabajar cuando no te apetece. Saber aguantarte en los momentos complicados pensando que van a cambiar. Ser lo suficientemente tozudo para pensar que las cosas saldrán bien cuando no salen a la primera ni a la décima. Que la mente esté preparada para asumir las dificultades para así poder superarlas. Sin lugar a dudas, todos los que ganan tienen eso".
Creo que sobran las palabras. Es cierto lo que dice Rafa, hay gente que "ha ganado mucho y que es arrogante", lo que no dice Rafa es si luego esa arrogancia también les lleva a caer... Así sucede en algunos casos. Siempre he dicho que nuestras virtudes son al mismo tiempo nuestros defectos.
El problema no es la virtud (la humildad, que es altamente recomendable) sino su "exceso" o su "defecto", por eso Aristóteles decía que "la virtud era el término medio". El problema del "término medio" (la virtud) es que es un punto en el plano (la perfección) y el resto son imperfecciones: "Dar en el blanco es complidado; fallar es muy sencillo". La vida tiende a los extremos y todos pecamos o por exceso o por defecto. De lo que se trata es que esas imperfecciones sean los menos imperfectas posibles, que no sean extremas, que no nos desviemos demasiado. Pero creo, como decía Cervantes, que "la humildad (bien entendida) es basa y fundamento de todas las demás virtudes".
* Hoy os dejo una excelente entrevista a Tel Ben-Sharha, autor de La búsqueda de la felicidad: Por qué no seras feliz hasta que dejes de perseguir la perfección (Alienta, 2011). El otro día en Libros de Management (@librosdemanagem) lo recomendamos en Novedades Editoriales.