“¿Está lleno su cubo?” es el título de un libro que quiero recomendarles. Trata sobre estrategias para potenciar las emociones positivas. Sus autores, Tom Rath y Donald O. Clifton ahondan ágilmente y de forma muy dinámica, aspectos esenciales de las relaciones interpersonales. Muchas veces escucho decir (dentro y fuera de la empresa) “Es que mi jefe no me motiva”, “Trabajar con este equipo no me hace sentir bien”. Y el pensamiento se nos queda así: el culpable de nuestra insatisfacción está allá afuera de nosotros mismos. Tom y Donald nos dan una visión original al respecto: si lo decidimos, podemos nosotros mismos manejar nuestras emociones, nuestras motivaciones para sentirnos satisfechos con lo que hacemos y con quienes estamos. Es cierto que las acciones de los demás nos influyen. Pero también es cierto que con nuestro propio comportamiento tenemos la capacidad de “llenar o vaciar el cubo donde almacenamos nuestras emociones”. Justamente, se trata de liderarte y hacerte dueño de tu propio desarrollo, de tu propio camino de vida. Sólo hace falta decidirte firmemente y ejercitar.
Transcribo a continuación la teoría del cucharón y el cubo para que la conozcan, reflexionen y (ojalá) la pongan en práctica. ¡Pero no se ahorren la lectura del libro! Es muy ágil y enriquecedora su lectura.
Teroría del cucharón y el cubo:“Cada uno de nosotros podee su propio cubo. El cubo se llena o vacía permanentemente en función de lo que otros nos dicen o nos hacen. Cuando nuestro cubo está lleno, nos sentimos bien; cuando está vacío, fatal.
Cada uno de nosotros dispone también de un cucharón. Cuando empleamos nuestro cucharón para llenar los cubos de los demás – siempre que hacemos o decimos algo que potencie sus emociones positivas – también estamos llenando nuestro propio cubo. Pero cuando utilizamos nuestro cucharón para vaciar los cubos de los demás – siempre que hacemos o decimos algo que merme sus emociones positivas – nos vaciamos nosotros mismos.
Igual que las copas llenas a rebosar, un cubo lleno nos proporciona una perspectiva positiva y energías renovadas. Cada gota del cubo nos fortalece y refuerza nuestro optimismo.
Sin embargo, un cubo vacío enturbia nuestra mirada, socava nuestra energía y debilita nuestra voluntad. Por eso, cuando alguien se dedica a vaciar nuestro cubo nos duele.
De esta manera manera cada día nos encontramos ante una disyuntiva: podemos llenar los cubos de los demás o podemos vaciarlos. Se trata de una elección fundamental, capaz de afectar profuntamente nuestras relaciones, nuestra capacidad de trabajo, nuestra salud y nuestra felicidad.”