Y he empezado a pensar sobre ella, mi amiga Cristina y sobre todos los tabúes que se tienen en relación al sexo.
Cristina es de las personas más abiertas a estos temas que conozco. No tiene reparo a explicar lo que ella piensa o lo que ella haría o simplemente a sacar el tema en medio de una comida, como si fuese la cosa más natural y sencilla del mundo. Cristina me recuerda a menudo a Samanta de Sexo en Nueva York, con la misma actitud, con la misma fuerza aunque no se la crea.Y yo la admiro profundamente por eso, porque realmente el tema del sexo es la cosa más natural del mundo, como el amor, como la desnudez, como un beso; pero a pesar de se las cosas más naturales, normalmente son de las que más reparo y miedo tenemos a hablar.
No nos importa hablar de odio, de guerras, de miedos, de cosas banales, pero nos acojonamos profundamente cuando se tocan temas que podrían acabar demostrando quiénes somos realmente. ¿Tanto nos asusta que la gente vea más allá de nuestra piel?
El sexo es algo bonito, algo sencillo, algo para disfrutar no para estar asustado.
Vivimos sometidos a tabúes, a cadenas morales impuestas por la religión, la cultura o los convenios sociales, sobre lo que está bien y lo que está mal.
¿Y quiénes son ellos para decir lo que está bien y lo que está mal?
¿Está mal que a alguien le guste que le peguen, que le de morbo que le aten con cuerdas, que le pone que le muerdan el cuello?
Que no lo compartamos, no significa que sea incorrecto o amoral.
Seguramente hay parafilias como personas hay en el mundo pero no debemos juzgar, de la misma forma que no nos gusta que nos juzguen a nosotros.
También hay que tener en cuenta un factor importante, y aquí recuerdo a Stuart Mill, el filósofo defensor del utilitarismo, que dijo que todos tenemos total libertad, siempre y cuando nuestras acciones no perjudiquen a otra persona. Perjudicarla de verdad.
Creo que con las fantasías y los deseos pasa lo mismo. Son totalmente correctas siempre y cuando la otra persona implicada esté completamente de acuerdo con el juego que se le propone.
Amar es bonito y el sexo implica ese amor, aunque no sea sentimental, si no quizás un amor por un cuerpo, por un sentimiento primitivo que revoluciona cada centímetro cuadrado de tu cuerpo.
Deberíamos eliminar los tabúes, hablar de sexo por la calle, en una reunión, a los niños, en una fiesta....eliminar esas fronteras sobre la parte más animal de nosotros mismos.
Hablad, follad, amad, pero dejaros de conciencias impertinentes y estigmas sociales que nos carcomen con una moral creada por unos pocos.

