Esta mañana también se cierra al tráfico la Via della Conciliazione

Por Noblejas

Caminando hace un rato hacia Porta Pinciana y antes de llegar a la parada del autobús que me ha traído hasta la Universidad, he visto el aviso para automovilistas. Esto es lo que da de sí el teléfono:

El caso es que he caido en la cuenta de que hoy es miércoles, y por tanto hay audiencia del Papa en el Vaticano. Y, dada la afluencia creciente y masiva de personas, por eso también esta mañana se cierra al tráfico la Via della Conciliazione.

Quizá en otros países o ciudades, algunos ciudadanos o algunos periódicos o televisiones se tomarían por la tremenda una alteración de este tipo. Los romanos lo encuentran normal, y agradecen el aviso: así saben a qué atenerse en su recorrido hacia sus ocupaciones, evitando en lo posible los inconvenientes de acercarse allí. 

Quizá hoy hable en la audiencia de esperanza, porque este ha sido el asunto glosado en la homilía de su misa de esta mañana en Santa Marta: una virtud casi desconocida o malentendida.

Los romanos no se quejan de que las muchedumbres que quieren escuchar al Papa Francisco cambien el ritmo de la vida en su ciudad. Algunos, quizá, piensan en la vieja Caput Mundi, capital imperial del mundo, que -por otras razones, incluyendo hoy la siembra de esperanza cristiana- está de nuevo recuperando un nuevo sentido para ese título. Y quizá se sienten orgullosos, en medio del peculiar tráfico de las calles romanas.