Hace un mes recibí una invitación en una cuenta de correo corporativo asignada por una empresa a la que presto mis servicios de consultoría, en la que se nos invitaba a conocer un producto que permite incrementar la productividad y reducir costos logísticos a partir de soluciones de voz y de RFID, que para la empresa resultaría muy útil para fortalecer su estrategia de comunicación con sus stakeholders y mejorar su productividad.
Recibí el mismo mail hace una semana solicitando nuevamente la confirmación y llenando nuevamente un formulario con preguntas relevantes al evento, no tuve problema y lo llené por segunda vez. Un día antes del evento, recibí un mail de la responsable del evento informándome que lamentaba no aceptar mi confirmación porqué según su concepto, el evento estaba orientado únicamente a compradores de tecnología y los cupos estaban copados. No puedo negar que me sentí ofendida y discriminada, pero aquí es dónde se demuestra la calidad de nuestro trabajo, el ejemplo ante respuestas negativas y solución de conflictos de comunicación que pueden afectar a la marca que representamos.
Respondí el correo agradeciéndole su comunicación y lamentando que no nos pudiéramos enriquecer de esos servicios que ofrecían, pues para la empresa el tema de logística forma parte importante en su estrategia de comunicación (cliente interno y externo) y que yo había sido designada para asistir porque soy la responsable de su estrategia de Branding, es decir, la que aconseja tomar opciones que permitan desarrollar productivamente sus actividades y fortalezcan sus marcas, me despedí muy cordialmente.
Al día siguiente, recibí un correo de esa misma persona ofreciéndome “mil disculpas por el error” y reiterando su invitación y que esperaban mi asistencia al evento.
De esta experiencia se desprendieron preguntas que nos permiten cuestionarnos cuanto nos interesa el cliente.
Cómo clientes ¿Quién nos escucha?
Cómo marca¿Sabemos cuál es nuestro público objetivo?
¿Estamos en capacidad de satisfacer las necesidades del mercado?
¿Pretendemos que el mercado nos escuche y se adapte a nosotros?
¿La estrategia de comunicación está orientada a los valores de marca o sólo al consumo?
¿Tenemos una fe ciega en las bases de datos ignorando quien necesita escucharnos?
¿Quién está a cargo de la comunicación de la empresa?
La respuesta positiva o negativa a estás preguntas, nos dirá que tanto necesita el consumidor de nuestra marca y que tanto necesitamos nosotros de ellos. Porque la realidad es que una marca no tiene cabida en el mercado si no cubre una necesidad específica y menos aún si no sabe comunicarse con el público, que va más allá de la pretensión que tengamos personalmente de la funcionalidad y servicio que ofrece la marca.
Finalmente asistí al evento. Puedo decir con certeza que fue un evento orientado a crear una experiencia memorable entre los que asistimos, pero que en su contenido no tuvo un mensaje claro sobre su verdadera aplicabilidad en la mediana y pequeña industria, teniendo en cuenta que la mayoría de los asistentes eran Pymes.
Dejó en la mente la expectativa de adónde queremos llegar como empresa y los beneficios económicos y humanos que trae implementar herramientas tecnológicas cómo estas. Pero en mi concepto profesional, debió orientarse hacia su adaptabilidad a las necesidades del cliente, no a la necesidad que tiene el cliente de adaptarse a ella.
Alguien podría decir que es un producto que sólo puede adquirir una empresa de gran envergadura y que una Pyme es una ilusa si pretende ser tenida en cuenta para un “producto tan importante”.
Pero mi respuesta es que si gigantes como Oracle se están “tomando la molestia” de diseñar e implementar sistemas que se adapten al tamaño y economía de una Pyme, es porque es una empresa que se decidió a escuchar las necesidades del mercado. Entendió que las Pyme son las que en tiempos con o sin crisis, mueven la economía. Y que al igual que el famoso refrán: no hay enemigo pequeño, entendieron que no existe el cliente pequeño, porque todas las marcas bien gestionadas, llegarán a ser grandes y tal vez mejores que las que ya se encuentran posicionadas en el mercado.