La presencialidad en la enseñanza universitaria y postobligaria se ha visto cuestionada y cada vez más aulas están vacías de alumnado aumentando notablemente el índice de absentismo
Entre las causas de este absentismo podemos quizás citar el deseo de incorporarse al mercado laboral, la dispersión en la atención y motivación del alumnado y los modelos híbridos de enseñanza: donde se pueden encontrar los apuntes, recursos digitales y materiales por internet o visualizar clases en remoto, flexibilizan la necesidad de asistencia a clase y ante la falta de dinamismo y la dificultad para captar la atención en algunas clases solo se llenan si la asistencia es obligatoria y puntuable.
¿Está ya el modelo de clase magistral presencial sobrepasado o aún puede o deber adaptarse al nuevo alumnado, sus motivaciones y capacidad de atención?
1) La formación universitaria en el fondo no es sino la forjación de un carácter (ethos que dirían los griegos) que va más allá de una mera transmisión de contenidos y que también contiene enseñanzas, capacidades, habilidades, organización (respetar las normas y al profesorado, puntualidad) y estructuras mentales que permitan afrontar al alumnado afrontar los retos que la vida en el futuro les va a plantear.
2) La importancia de la asistencia a las clases no viene meramente por la amortización de su coste económico (implícito y explícito), sino por el legado de transmisión cultural que seguro todo el profesorado puede proporcionar y que se esfuerza sin duda en llevar a cabo como mejor saben.
3) Frente a un modelo de aprendizaje que podemos denominar tutorial: donde podemos utilizar internet, vídeos o chat gpt como repositorio de manuales de instrucciones prácticas y resolución de problemas de forma rápida, existe otro modelo de construcción del saber:
El aprendizaje como legado cultural: que se desarrolla a través del diálogo entre el profesorado y alumnado: donde el profesor/a va a poner a disposición del alumnado lo que es importante para él/ella, tras toda su experiencia previa de aprendizaje y diálogo cultural con su maestros, mostrando quizás nuevos caminos que seguro no ves van a poder ver en un tutorial y abriéndose a dialogar sobre ello, pudiendo surgir de este intercambio nuevas intuiciones que cambien las formas de hacer las cosas.
Esta intuición de descubrimiento originaria (¡eureka!) que cambia el modo de ver o hacer las cosas surge de un diálogo de siglos de tradición cultural (caminamos a hombros de gigantes) y la mejor forma de representarse es quizás con el contacto presencial entre profesorado como detentor de ese legado cultural y el alumnado en las aulas.
4) Este enfoque humanístico del aprendizaje debería ser todavía importante en la enseñanza: debemos pretender ir más allá de la resolución de problemas (lo cual también es importante, pero lo va a hacer mejor Chat GPT o la IA en el futuro) y seguir pensando, aplicando y dialogando de forma informada y con espíritu crítico sobre temáticas sociales y tecnológicas que forman parte de nuestro realidad cotidiana: en búsqueda de esa intuición originaria que lo cambie todo y aumentando de este modo nuestros grados de libertad lo cual nos evitará caer en discursos reaccionarios de mero solucionismo sencillo y práctico.