En el siglo I de nuestra era, los romanos escogieron una zona periférica de la ciudad de Augusta Emerita para construir el Circo, cuyas extraordinarias dimensiones configuraron el urbanismo de la ciudad en su entorno. Junto al Circo encontramos algunos restos arqueológicos relacionados con esta colosal construcción, se trata de un edificio de planta rectangular, organizado en un pasillo central mediante el cual se da acceso a amplias estancias dispuestas en batería, posiblemente fuesen unos establos donde además de los caballos, se encontraban carros y otros utillajes necesarios para las carreras que se celebraban en el Circo.
Posteriormente este lugar tuvo un uso funerario (siglo II), se puede observar un sepulcro de ladrillo, con restos de un difunto acompañado de numerosos objetos. A finales del siglo II fue reformado y hasta el siglo V el edificio tuvo un uso agrícola, para posteriormente ser abandonado. Hoy día los restos forman parte del conjunto arqueológico de la ciudad de Mérida, estando situados en el patio del edifico de la Confederación Hidrográfica del Guadiana.
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