"Es el nombre que se da a la procesión que las hermandades pasionistas realizan en Semana Santa por las calles de distintas ciudades españolas, siempre y cuando durante su recorrido la cofradía haga visita (de aquí el término estación) al menos a un templo. Caso de no producirse dicha estación, el término procesión de penitencia suele ser el más adecuado. Bien se trate de una u otra, los nazarenos acompañan a las imágenes titulares de sus hermandades organizados en dos o incluso tres filas (dependiendo de la hermandad) y el silencio y la oración deben estar presentes desde su comienzo hasta el final".
La idea de organizar este programa era muy buena: un coro especializado en Gregoriano aunque reducido a "ochote" con voces algo opacas y muy alejadas de los monjes famosos, con acompañamiento al órgano de su fundador, más la coral local decana, numerosa pero con una media de edad habitual tristemente habitual en nuestras formaciones, contando con un pequeño relevo generacional que vendrá muy bien, y dirigida desde hace cuatro años por Santi Novoa, también de la cantera imparable de la Escolanía de Covadonga, aunque luchando contra los elementos y las tinieblas... El primero cantaría la versión gregoriana (con apoyo del órgano) para a continuación hacerse (ya no digo cantar ni interpretar) la polifónica.
Ubi cáritas (M. Duruflé), el lavado de pies del Jueves Santo, "Donde hay caridad y amor, allí está Dios... será este un gozo inefable por los siglos infinitos". Qué distinto del de Ola Gjeilo...
In monte Oliveti (Padre Prieto), del responsorio de tinieblas, "Padre, si es posible pase de mí este cáliz". El espíritu está firme pero la carne es débil...". ¡Cómo me hubiese gustado escuchar la de Javier Bello-Portu!.
O vos Omnes (Victoria), también responsorio de tinieblas, "Oh vosotros, los que pasáis por el camino, prestad atención y ved si existe dolor semejante al mío..."
Sicut ovis (Padre Prieto), más tinieblas, "Fue conducido al matadero, como si fuera una oveja...".
Ténebrae (Fernando M. Viejo), no vemos la luz del día con tanta tenebrae, aunque estemos en las fechas "se hizo la oscuridad...".
Velum templi (Nemesio Otaño), "El velo del Templo se rompió...", seguimos a palpo.
Surrexit Dominus (Fernando M. Viejo), "... el mismo Señor que fue colgado de un madero" y se hizo la Pascua.
Lacrimosa, del "Requiem" (Mozart), con un órgano pobre y "Lleno de lágrimas...".
Salve Montserratina (P. Casals), "Dios te salve, Reina y Madre...", la propia conjunción de nuestro catalán único entre gregoriano, órgano y coro a la Virgen Negra, que nos lleva a las piedras del monte sagrado, última premonición, Amén.
Obras todas impresionantes, incluidas las de Fernando M. Viejo que siempre ha tenido un gusto especial para armonizar y recrear muchas partituras interiorizadas en tantos años de experiencia, y con el añadido de escuchar la primigenia en canto llano a cargo de "Melisma", pero de ningún modo ni estilo pudieron darme la paz necesaria.