El escudo de San Sebastián (Donostia en vasco) muestra, en campo de azur (denominación heráldica de un color azul intenso u oscuro), sobre ondas de azur y plata, un bergantín, de oro, de tres palos, habillado de plata y acompañado de las letras SS, de plata, una en cada cantón. Bordura de plata con la leyenda “Ganadas por fidelidad, nobleza y lealtad”, en letras de sable. Al timbre corona real. El 7 de septiembre de 1909 se constituía legalmente la Sociedad de Foot-Ball de San Sebastián bajo la presidencia de Adolfo Sáenz-Alonso, origen de la actual Real Sociedad de Fútbol y que adoptó los colores azul y blanco representativos de la bandera de la ciudad para su uniforme. Durante 80 años el equipo “Txuri-urdin” (“blanquiazul”) disputó sus encuentros como local en el estadio de Atocha, el cual es recordado por la parroquia “realista”, echando de menos el conocido como “el viejo espirítu de Atocha”.
El Estadio Municipal de Atocha fue el segundo estadio que tuvo la Real Sociedad en su historia. Fue precedido por Ondarreta, el primer campo de la Real, situado en el barrio de El Antiguo de San Sebastián. Posteriormente el equipo donostiarra, se trasladó al barrio de Eguia. En los terrenos de un antiguo velódromo se construyó el estadio de Atocha. Fue inaugurado el 5 de octubre de 1913, poco más de un mes más tarde que San Mamés (el estadio del enemigo histórico de la Real). El partido, como no podía ser de otra forma, fue un Derbi entre la Real y el Athletic Club de Bilbao (El Derbi Vasco). El resultado fue de 3-3. Curiosamente, el autor del primer gol en Atocha fue el mismo que el del primer partido en San Mamés: el mítico jugador del Athletic “Pichichi”, en honor al cual se entrega el premio al máximo goleador de la Primera División española.
En sus inicios, Atocha tenía una grada principal, construida en madera y muy ornamentada, con numerosas columnas, muy al estilo de los campos de fútbol de Inglaterra. La grada opuesta era una gran terraza, con dos pequeños graderíos en los fondos. En los 50, el Consistorio adquirió terrenos en los fondos y se construyeron las gradas definitivas. El fondo norte pasó a concerse como La Portería de las Frutas, por su proximidad a un mercado, mientras que el sur se llamó Fondo de Mujika, por la presencia en las cercanías de una fábrica de muebles con el nombre de Hermanos Mujika.
En los 70, se techó la grada secundaria y se completaron las zonas desprovistas de graderío. Pero ya a principios de los 80, el estadio se quedaba a todas luces por detrás de muchos otros campos españoles. De hecho, no entró en los campos seleccionados para el Mundial de España del 82. En 1993, la Real decidió que Atotxa se había quedado pequeño. Entre la cada vez mayor afluencia de público y la necesidad de adecuar el estadio a la normativa de seguridad impuesta por la UEFA (motivo por el que muchos equipos tuvieron que abandonar sus viejos estadios), la Real se mudó hasta Anoeta, un campo muy moderno y con todo lujo de comodidades, pero en el que el fútbol parece un convidado de piedra y no el principal protagonista del recinto. Otra curiosidad de Atocha fue que durante 40 años estuvo al cuidado del campo un conserje ex-jugador de la Real Sociedad, el pasaitarra Amadeo Labarta Rey, teniendo su vivienda dentro del estadio.
El último partido oficial de Atocha se disputó el día de San Antonio (13 de junio) de 1993. Fue un Real Sociedad-Tenerife con resultado de 3 a 1 para los donostiarras. El último gol marcado en el estadio fue obra del portugués Océano. La alineación de ese día estaba formada por Alberto; Fuentes, Larrañaga, Alaba, Uria; Carlos Xavier, Océano, Lumbreras, Imaz; Alkiza y Kodro. Un equipo inconfundible para los aficionados al fútbol de la época. Días más tarde, el 22 de junio, se celebró un partido entre la Real Sociedad y la Selección de Euskadi como despedida.
Muy probablemente, la imagen que muchos tenemos asociada en nuestra memoria de Atocha sea la de un campo embarrado, con esa lluvia impregnando el verde césped y la afición cerca, muy cerca de los jugadores, es decir, del típico estadio de fútbol del norte de España. Tanto era así, que los “txuri-urdin” conseguían sacar muchos partidos adelante en su casa gracias al empuje y aliento que proporcionaba su gente, algo absolutamente impensable hoy día en el estadio de Anoeta, o por lo menos de una manera totalmente diferente, la lejanía de su propia afición respecto del equipo es notable en el nuevo estadio.
La Real Sociedad pasó del todo a la nada. Pasó de contar con un punto extra merced a la fisonomía de su viejo estadio, a verse desamparada en ese césped de Anoeta, tan frío, tan alejado de su gente, con esas pistas de atletismo nefastas para cualquier hincha de fútbol en directo. La frialdad del nuevo Anoeta se trasladó al equipo. La afición ya no estaba ahí, de la misma forma que antaño, cuando se la necesitaba. El calor humano de Atocha había desaparecido para siempre.
Asociar Atocha a las dos Ligas ganadas por la Real Sociedad es inevitable. La imagen de los Arkonada, Larrañaga, Uralde, Górriz, Jesús Mari Zamora, etc, celebrando el título sobre el césped de Atocha tras derrotar al Athletic en el último partido de Liga (de su segunda Liga ganada en la temporada 1981-82) son inolvidables, no sólo para los aficionados realistas sino para todos los hinchas del fútbol.
Atocha llegó a tener una capacidad aproximada de 27.000 espectadores. Como señalábamos dejó de utilizarse en 1993 y se demolió algunos años más tarde, construyéndose en su lugar viviendas de protección oficial. Poco después, el estadio fue derribado y en sus terrenos se alzaron dos edificios en forma de ‘U’, de modo que entre ambos se encuentra un jardín interior, en lo que fue el terreno de juego.
Como indicamos anteriormente, Atocha tenía dos tribunas y dos fondos. La portería de frutas, la Tribuna norte. Y el fondo de Mujika, en el que nació y se colocó la Peña del mismo nombre, la Tribuna Sur. Bautizada así por la fábrica de Hermanos Mujika ubicada en donde ahora se asienta la torre de Atocha. La “Peña Mújika” (denominada desde hace unos años como “Mujika Taldea”) se fundó en 1981, contemporáneamente en el tiempo al primer título de Liga de la Real Sociedad, y desde entonces ha sido el grupo más representativo de la hinchada “txuri-urdin”, haciendo del Fondo Sur de Atocha un foco de fiel aliento (y de espectaculares bengaleos y coreografías en base a los numerosos banderines que portaban sus miembros) al equipo donostiarra desde 1981 hasta 1993, y desde ese año, hasta la actualidad, en el Fondo Sur de Anoeta, donde permanecen hoy en día.
Para terminar esta entrada el siguiente vídeo, homenaje al viejo estadio de Atocha, uno de los campos míticos de la Liga de la Primera División que desgraciadamente, y nuevamente por la normativa UEFA, tuvo que dejar sitio al nuevo estadio de Anoeta, el cual nunca podrá hacer sombra en el recuerdo de los “txuri-urdin” al emblemático Atocha;