Análisis que publico hoy en La Voz de Galicia:
El estado de alarma en España por la pandemia del coronavirus sumó ayer 40 días. Tras su publicación en el BOE el pasado 14 de marzo, los españoles llevan seis semanas confinados en casa, teletrabajando los que pueden, aplaudiendo a las 20.00 horas la labor titánica de los sanitarios y los servicios esenciales, y devorando mucha información sobre el COVID-19, ese virus traicionero del que se conoce muy poco y que ha sorprendido a toda la comunidad médica por su virulencia y alta infectividad. Del apoyo y comprensión inicial a la compleja tarea del Gobierno de Pedro Sánchez, se ha pasado al malestar general por algunas decisiones tomadas. Cuarenta días para olvidar con errores de bulto que generaron y todavía generan numerosas polémicas.
EL VIRUS QUE NADIE QUISO VER
El COVID-19 procedente de China llegó a España a mediados de febrero. A toro pasado proliferan los todólogos, esos expertos en todo, pero la realidad es que en febrero lo del coronavirus procedente de China sonaba muy lejano. El mensaje erróneo que se escuchaba era que si llegaba a nuestro país sería como una gripe más. Ahora sabemos que no era así y que los pocos que advertían de la agresividad del virus no fueron escuchados. Una investigación del Instituto de Salud Carlos III señala ahora que el COVID-19 ya circulaba por España desde mitad de febrero. De hecho, la primera muerte en nuestro país por coronavirus -un valenciano de 69 años que viajó al Nepal- fue el 13 de febrero. El día 25 se registraron los primeros contagios en Barcelona, Castellón y Madrid.
EVENTOS MASIVOS EL 8M
El Gobierno hizo oídos sordos y permitió concentraciones multitudinarias. Cuando medio país ya tenía la mosca detrás de la oreja con el coronavirus, el Gobierno de coalición hizo oídos sordos y permitió el fin de semana del 8 de marzo marchas en varias ciudades por el Día Internacional de la Mujer, así como conciertos, mítines, partidos y diversos eventos multitudinarios. Ese 8M ya habían muerto en España 17 personas por el COVID-19 y en días previos, personal médico ya estaba advirtiendo a las autoridades de que el virus era más potente de lo que se pensaba.
NI PROTOCOLOS NI MATERIAL
Uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo no estaba preparado para una pandemia. El coronavirus pilló por sorpresa a todo el sistema sanitario español, considerado uno de los mejores del mundo, a pesar de las advertencias de algunos expertos años atrás. La ausencia de un protocolo oficial ante una pandemia y la falta de mascarillas, guantes y Equipos de Protección Individual (los famosos Epis) pusieron contra las cuerdas al personal sanitario, que en algunos casos tuvo que recurrir a plásticos y bolsas de basura para cubrir sus cuerpos a la hora de atender a pacientes con coronavirus. Esa pésima imagen dio la vuelta al mundo dejando a España en mal lugar. Las carencias de material han provocado la insoportable cifra de casi 35.000 sanitarios contagiados. A ello hay que sumar los recortes económicos de los últimos años, que han mermado la eficacia de la Sanidad española.
CAÓTICA GESTIÓN INICIAL
Compras millonarias de test defectuosos y mascarillas de baja seguridad. Con la Sanidad transferida a cada una de las 17 comunidades autónomas, el decreto del estado de alarma provocó que el Ministerio de Sanidad asumiese el grueso de la responsabilidad en la gestión. Ello desveló su inexperiencia y caótica gestión inicial a la hora de adquirir material sanitario. Pronto salieron a la luz pública las compras millonarias de test defectuosos y mascarillas de baja seguridad en un mercado global que se volvió loco esos días ante la fortísima demanda por parte de muchos países europeos. Al final, la engrasada logística internacional de Inditex salvó los muebles de un Gobierno que no aprovechó las dos primeras semanas de marzo para abastecerse de material sanitario suficiente.
TENSO CONSEJO DE MINISTROS
Siete horas de discrepancias con un vicepresidente saltándose el aislamiento forzoso. El Consejo de Ministros que debía aprobar el decreto del estado de alarma, se convirtió el sábado 14 de marzo en un tenso debate de siete horas, que evidenció las fuertes divisiones en el Gobierno de coalición. Mientras media España esperaba por una rueda de prensa de Sánchez, aplazada varias veces durante ese día, la bronca se instaló en la reunión gubernamental. Fue tal el lío, que el vicepresidente Pablo Iglesias se plantó en La Moncloa, saltándose el aislamiento forzoso al que estaba obligado.
BOE AL FILO DE LA MEDIANOCHE
Muchos nervios el domingo 29 de marzo por el retraso de una normativa. Miles de empresarios y trabajadores estuvieron con los nervios a flor de piel la noche del domingo 29 de marzo esperando que se publicase en el BOE la lista de los 25 sectores excluidos de la paralización de la actividad, fruto del endurecimiento del confinamiento aprobado por el Gobierno para evitar que se colapsase el sistema sanitario. Muchos españoles se acostaron sin saber si al día siguiente podían ir a trabajar.
LOS DATOS NO CUADRAN
Hay más muertos y contagios que las cifras oficiales. Las cifras oficiales de contagios y víctimas mortales por coronavirus aportadas por las comunidades autónomas no cuadran con las del Ministerio de Sanidad. A día de hoy seguimos sin saber cuántas personas han muerto en España por el COVID-19. El Gobierno anunció un reajuste de datos para los próximos días. Seguimos esperando.
ÓRDENES CONTRADICTORIAS
El Gobierno rectifica lo que aprobó 7 horas antes y permite el paseo de los niños. La descoordinación en el Gobierno fue muy palpable el pasado martes. Por la mañana aprobó que los niños podían salir al supermercado, la farmacia o al banco. Ante el revuelo que se armó, a las siete horas el Ejecutivo rectificó y permitió el paseo de los menores cerca de sus casas. La guinda del pastel la puso Pablo Iglesias, atribuyéndose esa rectificación con el contrasentido de que fue aprobada en el Consejo de Ministros que él vicepreside. Poco después, el ministro de Sanidad desmintió a Iglesias subrayando que fue él quien dio la orden.
Foto: Mariscal (Efe)
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