Hoy en el Parlamento español se ha vivido un presunto debate (más electoral que político) de las fuerzas políticas sobre el actual estado de la nación. Como no podía ser de otra manera, nuestros políticos de derechas y de izquierdas nos han demostrado -una vez más- que solo defienden sus privilegios y, sobre todo, que viven en un mundo diferente al nuestro. Un mundo dentro de otro, pero ajeno a la realidad! Curiosamente los políticos son los únicos que sonríen frente a las cámaras y que argumentan una inminente salida de la crisis y mejora de la economía…la suya, claro está!
Pero volvamos por un momento a la sensatez y al origen de los tiempos, cuando la política, sus instituciones y leyes no eran más que la manera de articular la sociedad, día a día mas compleja. Las leyes eran normas consensuadas que intentaban enmarcar los actos humanos y los políticos eran el garante de su cumplimiento. Pero el tiempo ha pasado… y de servidores públicos del interés de los ciudadanos, la clase política se ha constituído en una casta especial y privilegiada, de espaldas a los ciudadanos y a su realidad, así como las leyes hoy no son más que el parapeto que les protege, quedando incluso al margen de su cumplimiento como aforados que actualmente son…
El macabro Sistema creado ha pasado de ser una criatura esperada con ilusión después de una dictadura militar, a ser un monstruo imparable poco o nada creíble, que debora y exprime a la sociedad y sus cidadanos, desvirtuando y falseando la realidad de nuestra vida. Hoy ya no somos ciudadanos de pleno derecho, sino contribuyentes del Sistema que nos aprisiona y día a día nos empobrece y esclaviza! Y es que cuando el medio se convierte en un fin en sí mismo, el peligro es inminente y el error es evidente…
Le guste a quien le guste, la vida no es más que el devenir del tiempo y la paulatina adaptación a las nuevas y cambiantes circunstancias que llegan a ella. Por ello, cualquier estructura humana y norma no tiene otra misión que adaptarse a la realidad, nuestra realidad… nunca inventarse una realidad nueva, sesgada y/o inexistente, conveniente y convenida entre unos pocos. Y recordemos que la realidad siempre supera la ficción. Nuestro mundo real está hecho de circunstancias ordinarias y extraordinarias, de hechos concretos y de sueños… pero unos y otros son en origen humanos y, por tanto, deben contener y manifestar valores humanos, aunque teniendo en cuenta la diversidad, pues cada persona es única e irrepetible, por definición. Pero, también es verdad que todos los seres humanos tenemos valores y anhelos comunes, aunque difiera la manera de obtenerlos…
Cuando el Sistema presuntamente creado por seres humanos pierde su misión de estructurar y de organizar la comunidad social haciendo respetar los valores comunes y evitando su paulatina degradación, es que hemos llegado demasiado lejos y deberíamos volver a los orígenes, una vez más. Cuando el Sistema es un fin en sí mismo y un “corsé” que desoye a los seres humanos y a sus valores, es que ha llegado la hora de resetearlo y cambiarlo por otro nuevo, más humano, es decir, más saludable, sostenible, respetuoso, solidario y tolerante ante la necesaria diversidad…
Entre las circunstancias que han cambiado con la evolución humana, hoy el ciudadano se siente más preparado para asumir su responsabilidad y mayor participación social, exigiendo una mayor transparencia, efectividad y capacidad de decisión. Y eso requiere replantear la actual Democracia y hacerla más participativa, más tolerante con las minorías y, sobre todo, más humana, solidaria y equilibradora. Cuando en el Parlamanto y sus debates se desoye sistemáticamente ese clamor que exige más y mejor democracia y es solo un foro de necios sin modales que vociferan, que conjuran por sus intereses particulares y especulan sobre un mundo irreal -que defienden y mantienen con nuestro dinero- es que la Soberanía del Pueblo hoy ya está en la calle y no donde algunos pocos aún creen que está…
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