Director: Edward Zwick
Año: 1998
País: Estados Unidos
Duración: 116′
Guión: Lawrence Wright, Menno Meyjes y Edward Zwick
Fotografía: Roger Deakins
Montaje: Steven Rosenblum
Música: Graeme Revell
Productora: 20th Century Fox
Intérpretes: Denzel Washington (teniente Hubbard), Annette Bening (Elise Kraft/Sharon Bridger), Bruce Willis (general Deveraux), Tony Shalhoub (Frank Haddad), Sami Bouajila (Samir Nazhde).
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El caso de esta película llama poderosamente la atención, puesto que el paso del tiempo la ha hecho pasar de producto comercial típico del Hollywood de catástrofes, terroristas malísimos y caos en suelo patrio a una película en ciertos aspectos premonitoria y bien documentada en el trato de ciertas cosas que, en aquel entonces, eran desconocidas para el gran público.
Y en esa búsqueda de nuevos malos Estado de Sitio encuentra al terrorismo islamista como la gran amenaza. Los puntos fuertes del film residen en su acierto al mostrar la confusión del FBI para enfrentarse a un terrorismo novedoso, en dejar entrever las oscuras relaciones de la CIA cuando en el pasado los islamistas constituían una fuerza a la que apoyar en el juego estratégico de Oriente Medio, pero también demuestra una documentación acertada en el modo en que actúan y se organizan las células. Además recurre acertadamente a la elección de objetivos blandos como blanco de los terroristas, a su poder propagandístico y generador de terror y caos. Finalmente, los sucesos que desencadena la entrada en juego de los militares, además de sacar a la luz la “mano dura” que tanto juego da a este tipo de películas, coloca encima de la mesa cuestiones morales como la licitud de sacrificar la libertad individual y los derechos civiles en situaciones de este tipo y el uso de la tortura indiscriminada para obtener información en momentos límite. Es sabido que tras el 11-S quedó patente la ineficacia y el anquilosamiento de los protocolos de seguridad, hubo que redefinir las estrategias para enfrentarse a una nueva amenaza que, como en la película, no estaba descrita, expertos de la Seguridad Nacional (Richard Clarke lo deja claro en sus libros) denuncian el abandono en el que se dejó a ciertos elementos que fueron útiles a la CIA en el pasado, las ciudades de Estados Unidos vivieron episodios de sospecha, cuando no ira generalizada hacia los vecinos musulmanes, se aprobó la Patriot Act y Guantánamo acogió a presos de forma masiva y en condiciones que hoy son de sobra conocidas.
Ahí reside el auténtico poder de esta película, en su premonición y a su apuesta de ficción que el tiempo acercó a la realidad. Si en su génesis habitó un cuidado que vamos hacia esto lo desconocemos, pero sobre que su visionado hoy es mucho más interesante que antes no hay duda.
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