Hay ciertos fenómenos
de conciencia en donde las cosas se complican de modo interesante y le
podemos llamar, “estado de conciencia lúcida” ¿Alguien conoce los
estados de conciencia lúcida? Por ejemplo, con una puesta de sol… eso no
es un estado de conciencia lúcida, eso es una postal; o, cuando niño y
algunos iban al templo y les daba un ahogo… ¡eso!, tampoco es. ¿Se han
enamorado alguna vez y les ha dado el ahogo, esa cosa algodonosa, táctil,
livianita y como con un tiempo paralizado? En esos casos, la imagen de
la persona amada, asciende en el espacio de representación adquiriendo
características de luminosidad por su asociación a las localizaciones
ópticas. Eso tampoco es.
Con los estados de conciencia lúcida, que no son frecuentes, sucede que
la cosa se queda como silenciosa, y el transcurrir es diferente, muy
difícil de apresar, de estructurar. Uno piensa: como soy medio bestia,
no alcanzo a comprender los límites. La cosa se hace amplia, lúcida, se
comprende todo en ese momento pero no se sabe qué está pasando. Este es
un punto de vista.
Otro punto de vista dice que no hay
dificultades en la conciencia sino que es la naturaleza misma de ese
fenómeno la que es inapresable. Cuando uno entra en esa franja, en ese
nivel, es como si uno estuviera navegando en otra corriente. Es un
fenómeno que no es abarcable. Son fenómenos totalizadores, no son
fáciles de describir psicológicamente. Si esto se investiga con
profundidad, se llega a la conclusión de que son fenómenos de otro
nivel, de otro plano. Hay que investigar. Esto interesa a los que buscan
algo más allá de lo cotidiano. Son fenómenos ocasionales y amplios que
nos dan la oportunidad de comprender la existencia de otro sistema de
pensamiento diferente al ordinario, cuya naturaleza lo hace imposible de
describir. Esto es sánscrito básico y ya está.
Es una experiencia muy interesante, muy alentadora