Estados Unidos hace experimentos con garrapatas para esparcir enfermedades? (Guerra biológica)

Publicado el 20 agosto 2019 por Carlosgu82

Ahora mismo, durante este verano del 2019, se está desarrollando una interesante batalla en el Congreso de Los Estados Unidos, ya que el congresista republicano Chris Smith está llevando un aguda investigación para para saber si el Pentagono ha experimentado alguna vez con garrapatas con el fin de liberar un patógeno en la población, esto con el objetivo de convertir a estos asquerosos bichos en eficaces vectores de armas biológicas. Ahora mismo se tienen razones para suponer que la enfermedad de Lyme tiene que ver con todo esto. 

El congresista en cuestión está enfocando su investigación durante los años de 1950 hasta 1975. El legislador presentó en julio una enmienda: la Ley de Autorización de la Defensa Nacional de 2020 para que el inspector general del Pentágono revisara si el Departamento de Defensa realizó unas pruebas con insectos durante los años antes mencionados.

El congresista hace uso del libro de Kris Newby «Historia de la enfermedad de Lyme y las armas biológicas» que incluye entrevistas con Willy Burgdorfer. Si la hipótesis del referido autor es cierta, entonces el Departamento de Defensa sí ha sido responsable de la enfermedad de Lyme entre otras enfermedades donde donde los portadores son insectos.

Sí todo esto es cierto, los ciudadanos norteamericanos tienen derecho a saber cual es el origen de esta enfermedad de Lyme. Ahora bien, según exmicrobiólogo militar, coronel de reserva Mijaíl Supotnitski,   consultado por el diario ruso Komsomolskaya Pravda (KP) nunca ha sido secreto que en EEUU se trabajaba y se sigue trabajando en la creación de las armas biológicas. De hecho, hay un acontecimiento comprobado, que es que en este país durante muchos años se experimentó con humanos con la terrible enfermedad de transmisión sexual conocida como sífilis. Esto se hizo en pacientes afroamericanos dentro del estado de Alabama, conocido como:  Experimento Tuskegee, donde décadas después de ese siniestro experimento, las víctimas fueron indemnizadas con varios millones de dólares; aunque claro está, la culpa no vino del Departamento de Defensa. sino por el Servicio de Salud pública de la ciudad donde se llevó a cabo los estudios.