Estamos aquí: sólo hay que escucharnos
Publicado el 30 octubre 2011 por Carmentxu
Salir del pelotón de los torpes. Porque hasta en eso estamos en el pelotón. No dudo que el presidenciable Mariano Rajoy lo hará, y que pondrá todo su ingenio y el de los suyos a trabajar en ellou, a ponernos en la pole de los torpes en esa serpiente multicolor ahora bicéfala que es Europa. El PP promete austeridad y lo está cumpliendo ya, y no sólo presupuestaria, sino también de ideas. La misma austeridad que ha germinado en la clase política (el tercer problema según el CIS tras el paro y la crisis), salvo contadas excepciones que, si no se remedia, tendrán escaso protagonismo mediático en campaña, cuando los periodistas pasen a ser meros cronometradores de minutos y segundos de sus crónicas y los espacios que deberían ser información libre y con criterio se conviertan en mera propaganda electoral minutada en función del número de escaños y diputados conseguidos hace cuatro años, cuando parecíamos más europeos y menos torpes y la crisis empezaba a comerse a los muy vulnerables, algo que vemos en televisión cada día, pero que nunca habría podido ocurrirnos a nosotros.
Así, pasaremos de seguir el dictado del FMI y de las agencias de clasificación, de los mercados, en ese pelotón con la línea de meta al borde del precipicio, a ir por nuestra cuenta encabezando la carrera de torpes. Nos cuentan que la salida de la crisis provocada por este sistema neoliberal sólo se conseguirá ahondando más en las medidas de austeridad que nos impiden salir de ella para así poder volver al modelo económico que la provocó. Qué panorama… Y todo ello de espaldas a la sociedad civil, esa extrema izquierda marginal antisistema, la misma que no ha parado durante meses de darles pistas, 15M o 15O mediante, de por dónde tirar para salir de ese pelotón de torpes que pretende encabezar Rajoy. Estamos aquí, sólo hay que escucharnos. Paradoja, o quizá la austeridad de ideas que esgrime el líder de la oposición y futuro presidente del Gobierno hasta que se demuestre lo contrario ha alcanzado las fosas nasales, las pupilas y el cerebro entero de toda una clase política que no, que no, que no nos representa y, encima, cree que somos idiotas.