También cuentan que cuando los pastores trashumantes pasaban las noches en Extremadura y su mirada parecía ausente, sus compañeros les decían: “Vuelve, que estás en Babia”.
Sea como fuere, no se me ocurre un lugar mejor para pasar unos días otoñales y es que aquí, entre las comarcas leonesas de Luna y Babia tu espíritu puede sentir la paz que sólo este retiro puede proporcionar.
¿Y qué se puede hacer?, pues hay un montón de rutas bien señalizadas para los amigos del senderismo o de actividades más intensas, desde los fondos del vacío embalse (en otoño, luego se llena) dónde podremos pasear entre abandonados pueblos.