En un año, la capital asiática comenzará a ver estos extraños vagones puentes en sus calles y sobre sus coches. Las autoridades confían en que al igual que los chinos cambiaron en apenas unos años las bicicletas, ya casi extintas en las megalópolis de la nación, por los automóviles, de igual modo comprendan las ventajas de esta nueva propuesta y les anime a aparcar en sus hogares los turismos.
Los pros son muchísimos: En primer lugar, esta mezcla de autobús y tranvía, deja libres los carriles-bus al suplantar a estos e ir elevado, por lo que aumenta la capacidad de cada calle y avenida. En segundo, sube potencialmente la cantidad de usuarios del transporte público por su mayor tamaño y sobre todo velocidad, ya que no tendrá que parar si encuentra un atasco, animando a aun más gente a usarlo. Y en tercer lugar, el ahorro energético en hidro-carburos será más que destacable en una ciudad en la que hay días que no se puede pisar la calle sin mascarilla. Esto es posible por el uso de electricidad que será cargada en el vagón en cada una de las paradas, además de las placas foto-voltaicas de su techo. Pero sobre todo, el ahorro de energía se producirá por la eliminación de hasta un 25% del tráfico rodado de la ciudad según estima la administración de la urbe.
No creo que esta propuesta sea para nada descabellada, al contrario, la encuentro acertada. Un sistema único de metro, por ejemplo, no es capaz de gestionar toda la demanda de una gran ciudad por si solo, sino que necesita del apoyo de medios en superficie, en especial el bus. El prototipo nos permite dotar de un buen medio de transporte que solo entorpecería al tráfico en los cruces con un sistema de semáforos parecido al de los tranvías, pero ante todo, no resta ni un solo metro cuadrado al peatón y mantiene e incluso aumenta, la capacidad de tráfico rodado. Un experimento que seguiré de cerca.
Os adjunto la noticia en tve.es y un vídeo en youtube: