Con más ilusión que nunca ahí estaremos. Podremos perder o ganar, pero hay que estar ahí para que una de estas cosas sucedan, y sobre todo, con el correspondiente dinero que se ingresará en las arcas sevillistas.
Llega el Sevilla FC hasta los cuartos de final de la Europe League con cierta retrospectiva y regustillo a lo que vino a suceder cuando llegamos a Eindhoven. Un marcado optimismo fruto de lo que pasará a la historia, no ya por la entidad del rival al que ganamos en octavos de final (se puede llegar a pensar que Valencia y Sevilla FC tuvieron suerte con sus rivales) sino por la fe que el sevillismo supo tener en su equipo. Una victoria épica de comunión entre afición y jugadores.
Llega la hora de la verdad, llegan los lances finales de la competición tras las múltiples previas comenzadas en julio –no olvidemos que este equipo está compitiendo desde julio del año pasado- donde es necesario dar el do de pecho y el Sevilla FC es un equipo ya experimentado en una de sus competiciones naturales desde hace diez años, consolidándose como uno de los grandes en el Planet Football nacional, y por supuesto encabezando a los equipos andaluces.
Llegamos a Oporto a enfrentarnos a uno de los grandes de Europa, un equipo que nos lo va a poner muy difícil sin duda alguna, pero serán partidos, el de ida y el de vuelta, a los que no les va a faltar emoción, garra, lucha y pelea. El equipo que pierda venderá cara su piel, ambos saben qué significa ganar este trofeo:
Buenos días Europa, los que van a luchar te saludan.