Estel Tàpia. Cosiendo inclusión social

Por Yve Ramírez @ecocosmopolita

Oportunidades para personas con discapacidad

Julieta, empecemos hablando de las personas que trabajan aquí, que son realmente el alma de la empresa. ¿Quiénes son y qué les ofrecéis aquí?

En el equipo educativo estamos Sebastià, que es el director de la Asociación; Joan, que es educador social; María José, que es la patronista, y yo, que soy responsable de producción. Y en el equipo de producción tenemos contratados seis trabajadores con discapacidad física o alguna enfermedad mental (el último recién incorporado).

Nuestro propósito es lograr que profesionales de la confección, que tienen alguna discapacidad, tengan la oportunidad de tener un contrato de trabajo estable, en el marco de una empresa protegida, donde entendemos su situación particular y sus necesidades, respetamos su condición y les prestamos apoyo. Así, después de pasar una etapa en este entorno laboral protegido, estarán capacitados para entrar en el mercado laboral ordinario. Cada uno de estos trabajadores vienen derivados de alguna entidad social (servicios sociales, Cáritas, San Juan de Dios, etc) con los que hacemos seguimiento de los casos.

Nuestra apuesta es poner en el centro a las personas, por encima de los beneficios económicos.

El CET Estel Tàpia nació en el año 2013. ¿Cómo ha sido el recorrido de estos años?

Desde su fundación, el CET funciona sin ningún tipo de subvención pública. De hecho las subvenciones a los centros especiales de trabajo se suspendieron, debido a los recortes, justo cuando nosotros llegamos a la escena. Aunque esto nos dificulta mucho el trabajo, estamos satisfechos del recorrido porque de cualquier manera hemos logrado ir creciendo poco a poco. Este año, por ejemplo, hemos podido contratar a cuatro personas nuevas, y esto es una alegría para la empresa y un signo de que vamos por buen camino.

¿Cómo surge el CET Estel Tàpia?

Es un proyecto privado que está bajo el paraguas de la Asociación Estel Tàpia, que tiene una historia muy larga que viene desde el año 1985. Desde la Asociación ofrecemos formación a personas que están en peligro de exclusión, y tratamos de proporcionarles herramientas para que salgan de esta situación en la que se encuentran. Después de llevar mucho tiempo realizando esta labor, decidimos iniciar el Centro Especial de trabajo, como una forma de darle continuidad al proyecto.

Ahora mismo estamos redefiniendo el funcionamiento de la Asociación para especializarnos en confección, y así ayudar a nuestros alumnos a dar el paso hacia el CET, aunque siempre procuramos que las personas que han pasado por la formación puedan incorporarse a otras empresas.

Veo muchas cosas lindas por aquí. Cuéntame un poco sobre vuestros clientes actuales.

Normalmente nos contratan muchos diseñadores emergentes y empresas de la órbita de la moda sostenible. Empresas a las que les preocupa lo que les están vendiendo, que tienen en cuenta criterios éticos, y también que respetan que nuestro taller es como es. Es decir, que entienden que somos un taller profesional, pero las particularidades de nuestros trabajadores y trabajadoras hacen que tengamos mayores posibilidades de imprevistos, como bajas inesperadas. Nosotros contamos con que la gente para la que trabajamos lo entiende porque aprecia el valor añadido por nuestra empresa al producto final.

En estos momentos, por nombrar algunas, trabajamos para marcas como Ecoology, Rollitoasí, Miu Sutin, o Colorin Colorado y estamos haciendo bolsos con tejidos reutilizados de tejanos para by my eco.

A ti, en lo personal, qué te ha aportado formar parte de Estel Tàpia? ¿Qué es lo que más te gusta?

Me gusta ver crecer el proyecto y empujarlo hacia adelante.

Es un trabajo que me permite hacer las dos cosas que más me gustan: por un lado trabajar con otras personas, y por el otro desarrollar un trabajo creativo. Además el ritmo del taller es muy dinámico y siempre hay cosas nuevas que hacer y pensar.

En general los días son muy amenos y te das cuenta de que cada uno tiene algo que aportar, aunque a veces la sociedad los haya apartado del camino por no formar parte de lo que se considera "normal". Una sonrisa, una frase de complicidad, pueden dar sentido a muchas cosas.

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