Estereotipos nacionales y raciales

Publicado el 20 enero 2014 por Tradux @TraduxNews


No recuerdo dónde leí esta gracieta:"El paraíso es donde los cocineros son franceses, los policías ingleses, los mecánicos alemanes, los amantes italianos y todo lo organizan los suizos.El infierno es donde los cocineros son ingleses, los policías alemanes, los mecánicos franceses, los amantes suizos, y todo lo organizan los italianos".
La Biblia, en el libro del Eclesiástico, lo advierte:alberga a un extraño, y te traerá complicaciones, y hará de ti un extraño para tus propios parientes”.
Los extranjeros son, en efecto,diferentes, imprevisibles y peligrosos. A menudo, salvajes.
Infrahumanos.
Los negros, por ejemplo. Gente extraña y sanguínea. Exploradores europeos, por supuesto blancos de piel, volvían con lúbricas historias de africanos inagotables, desquiciados en un frenesí sexual incontenible al que en mucho conducían unas mujeres promiscuas e insaciables. Los puritanos victorianos tenían, así, una justificación para imponer cierto orden civilizado por medio del colonialismo.
Además, sus mujeres mostraban interés por conocer a tales salvajes.¿Se asombran? En agosto de 1994 se celebró en Yokohama el X Congreso internacional del SIDA. El Dr. Yuichi Shiokawa dijo que el SIDA podría controlarse “si los africanos contenían su lujuria”Al respecto, Natham Clumeck, de la Universidad Libre de Bruselas, afirmó en Le Monde que "sexo, amor y enfermedad no significan lo mismo para los africanos que para los europeos, porque el concepto de culpa no existe como en la cultura occidental judeo-cristiana”. Con dos narices. Esto viene de antiguo. Que yo sepa, la primera noticia que tenemos de racismo tiene 3.900 años, cuando un faraón Egipcio prohibió a los negros el uso de una barcaza pública para cruzar el río Nilo. Siglos más tarde, habría faraones negros.Los gitanos han sido víctimas propiciatorias del estereotipo. Caro Baroja denomina “mitología gitanescaun cuerpo dogmático que tiene su fundamento en el romancero del siglo XVIII. Los gitanos, desde entonces, son “embaucadores, raptores de niños, antropófagos, mujeres rameras, hechiceras, traidores,mentirosos, polígamos, herejes y ladronesCarl von Clausewitz comparaba a franceses y alemanes. “Unos eran militaristas, y la dócil mentalidad de su pueblo condenaba a éste a la obediencia política; los otros, tenían mayor inclinación por las letras, y sus hipercríticos habitantes era improbable que algún día se inclinaran ante la tiranía. Por supuesto, los obedientes militaristas eran los franceses; los de inclinación literaria y crítica, los vacunados contra toda tiranía, los alemanes. Acertó de pleno.Como español, me gustan los estereotipos sobre mis compatriotas. Julio Verne nos describe en la novela Héctor Servadac: “Estos españoles, desaprensivos andaluces, indolentes por naturaleza, holgazanes por ambición, tan dispuestos a esgrimir la navaja como a tocar la guitarra, labradores de profesión, tenían por jefe a cierto individuo llamado negrete, que era el más instruido de ellos, aunque su ilustración se reducía a haber recorrido un poco más la Tierra.”En épocas imperiales teníamos en Europa fama de despiadados, belicosos, crueles e intolerantes. Todavía hoy, en Bélgica y Holanda se asusta a los niños con que vendrá “el Duque de Alba”. Y eso que no les enseñan fotografías de la actual duquesa; les costaría conciliar el sueño.No todo es malo. Para Julia Byrne, (la escritora inglesa decimonónica, no confundir con la autora de novelas románticas) los andaluces son benevolentes, hospitalarios y caritativos, honestos, sobrios y limpios”. Además, “pertenecen a una raza inteligente y son famosos por ser piadosos”. Es curioso cómo se identifica España con Andalucía. Catalanes, vascos, manchegos o murcianos se diluyen en un trazo grueso.Gerardus Mercator, matemático, geógrafo y padre de la cartografía, hizo una curiosa distinción de los caracteres nacionales en el XVI. Les invito al difícil reto de adivinar su nacionalidad:Franceses: Sencillos, tarugos, furiosos.Bávaros: Suntuosos, glotones, descarados.Suecos: Alegres, charlatanes, jactanciosos.Sajones: Disimuladores, hipócritas, testarudos.Españoles: Desdeñosos, precavidos, voraces.Belgas: Buenos jinetes, cariñosos, dóciles, delicados
Los nuestros frente a los otros. Un país que alimenta el estereotipo y la exclusión dentro de su territorio tiene un verdadero problema. El nacionalismo, en mi opinión, presenta una grave contraindicación: es un hacedor de fronteras.Y fronteras hay ya muchas.Demasiadas.