«Nadie se acordó de mi. Hace meses que vengo pidiendo un turno en el Hospital X y me dijeron que no me preocupara, que me avisarían. Usted imagínese que yo soy albañil y necesito de las dos manos para trabajar. Me quebré un brazo al trabajar, me llevaron, me dijeron que esperara y que volviera a los dos meses. Volví pero no conseguí turno. Trabajaba con una mano sola, porque la otra ni mover podía. Me dijeron que podría sacar un turno telefónico y me mandaron para otros quince días. Imagínese, tengo mujer e hijos a quienes alimentar y estoy «a media máquina». Me gusta el trabajo y no soy de quedarme. Pero ¿Ahora que hago?. Finalmente me vieron, me retaron porqud no habia vuelto enseguida, porque ahora, ya no hay nada que hacer»
Esta situación es un ejemplo claro de la situación actual de Gubernamentalidad en el sistema capitalista en el que estamos inmersos.
En el orígen del Capitalismo se encuentra la génesis de la Medicina Social ( y del control social del cuerpo) , y es en el desarrollo de ésta que vemos surgir un esbozo de la Biopolítica «como política de la vida biológica y cultural de las sociedades».
En la sociedad Capitalista encontramos al cuerpo «como una realidad biopolítica y la Medicina como una estrategia Biopolítica «.
El paciente expresa que nadie se acordó de él ¿Los médicos, el sistema de salud, la sociedad toda?. Se siente solo, perdido, abandonado por un Sistema que no logra darle respuestas a su padecimiento. No sólo soporta la iatrogenia como daño derivado de la falta de atención médica, sino la iatrogenia psicológica del individuo y sus principios éticos-morales, que incluso pueden repercutir en un agravamiento de la enfermedad orgánica.
La OMS define a la salud como «completo estado de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad», así se acepta completamente al hombre como un ser biopsicosocial y no como un ente puramente biológico.
Al no ser atendido el paciente en tiempo y forma, podemos hablar de las responsabilidades de ambas partes (médico _paciente). Por un lado, el médico, debería haber tenido una formación integral, ético_profesional, indispensable para el ejercicio de la Medicina. El tratar a los enfermos sin la preparación adecuada, no es solamente culpa del médico, sino de las Instituciones que le permiten el ejercicio sabiendo que carece de capacidades interpersonales. Acá estamos hablando de impericia, pero es su responsabilidad aceptar ese rol sabiendo que no lo puede desarrollar. ¿Pero puede el médico, como trabajador, hacer uso de esa libertad?. Durante la residencia, a los médicos «se los tira al agua para aprender a nadar». Se los sobrecarga de responsabilidades, demasiados pacientes, demasiado trabajo y sin apoyo emocional. Por lo que el médico también sufre una especie de iatrogenia psicológica por parte de otros médicos mas experimentados.
La iatrogenia mas frecuente no está en los tratamientos, sino que depende de la relación médico_paciente: una entrevista inadecuada, un exámen físico poco delicado, el uso del lenguaje médico lejos del lenguaje popular o del paciente, tratarlos como piezas con las que trabaja y no como personas que sienten y padecen. Es el caso del albañil fracturado y de muchos otros.