Esto no hay quien lo arregle... o no lo quieren arreglar para seguir trincando y golfeando

Por Zubi
Esto son algunos de los toros de Yerbabuena  liados el domingo en Priego de Córdoba. Segundo, tercero, cuarto y quinto. El primero y el sexto...mas abajo, para verlos mejor. Fotos de Ladis.
Por Rafael GONZÁLEZ ZUBIETA
Esta gente del mundo del toro no tiene vergüenza. Llevan tantos años engolfados con las triquiñuelas del “mamoneo” en este mundillo del trapicheo taurino, que ya piensan que el respetable es tonto y que los verdaderos aficionados no nos damos cuenta de que se siguen afeitando toros y arreglándoles las caritas para que torerillos del tres al cuarto, empresarios desaprensivos, autoridades incompetentes y ganaderos doblegados, ganen sus dineritos a costa del sufrido aficionado. Todos contentos.
Me estoy refiriendo a los recientes espectáculos taurinos que han tenido lugar en el suelo patrio. Las Fallas de Valencia han demostrado que en este país hay muy poquitas ganaderías que tengan algo     que valga la pena. Fuente Ymbro y los encastados murube del Capea, fueron las excepción... lo demás que se lidió en Valencia... gatos.
Pero lo más grave de todo es lo que ocurrió el domingo pasado en la corrida de la reinauguración de la centenaria Plaza de Toros de Priego de Córdoba. Los seis toros de Yerbabuena afeitados o desmochaditos, para que Paquirri 2º, el Fandi y Curro Jimenez no corrieran muchos riesgos y no se pasara por agua una fiesta como la preparada para tal evento.
Cabe preguntarse quien tiene la culpa de esto. Sin duda me dirán que los toreros con sus exigencias, la autoridad que hace la vista gorda, incluidos los veterinarios que hicieron el reconocimiento, los empresarios que se lavan las manos y los ganaderos que hincan la rodilla doblegados por las exigencias de unos y otros. Pero hay más responsables. El aficionado que paga por ver el espectáculo desde luego no tiene ninguna culpa, aunque podían haberse hecho notar con sus protestas en la plaza y no lo hicieron. El aficionado que va a la plaza es mas bien el sufridor y quien a la postre, se lleva la peor parte de este ingrato pastel.
Habría que pedir responsabilidades también a los medios de comunicación. Al endiosado Enrique Romero y su comentarista el torero retirado Ruiz Miguel, que retransmitieron la corrida por la cadena autonómica. Ambos por no enemistarse con empresarios, ganaderos y toreros, hacen la vista gorda y callan como ratas, sin denunciar este desaguisado de corrida. Ellos estaban allí y debieron de apreciar esos pitoncitos tan preciosos que lucieron los seis toretes gatunos de la Yerbabuena. Pero nunca dicen nada. Todo lo contrario, uno le dice al otro: “Hay que ver el buen momento que esta pasando esta ganadería”.....y el otro le contesta: “Un momento extraordinario Enrique..., extraordinario”. Y ya está ...aquí paz y después gloria.
Los periodistas tenemos que respetar ese código sagrado de honor que juramos al terminar nuestras carreras: de decir la verdad siempre pues nos debemos solo y exclusivamente a quien nos lee y no oye, y no al contrario, que aquí estamos viendo que hay periodistas que se deben a los toreros, a los ganaderos y a los empresarios. Claro es más cómodo ser dócil, adocenado y ganar dinero, que ser molesto como un látigo y pasar frío en la calle y ser pobre. Pero esta profesión debe de ser como la de un cura o un monje de clausura... o eres o no eres, o eres honesto o te conviertes en un fenicio. Claro... luego es muy bonito para ellos (y ya pienso  también en Molés, en Zabala y... otros cuantos fenicios), que te inviten cobrando para intervenir en Jornadas Taurina organizadas por el Parlamento andaluz, pues eso da caché, prestigio y dineros. Todo es más de los mismo... a buen entendedor pocas palabras bastan.  
     Primer y sexto toro de los liadiados.