Tengo que reconocer que mis comidas del día a día son las normales que se toman en todas las casas y que apuntan más bien a la tradición. Desde que decidí abrir un blog me salgo de lo común y experimento con platos nuevos preparando aquellos por los que siento debilidad, curiosidad, o que considero un reto personal. Son, los que por unas cosas y otras he ido aplazando para un momento preciso y adecuado. Tener un blog de alguna manera "obliga" a poner en práctica nuevos sabores, nuevas técnicas y presentaciones más vanguardistas o minimalistas. Sin embargo mi cocina es sencilla, creo que no es complicada y no necesita de máquinas especiales. Quiero acercarme a vosotros a través de ella, ojalá que lo logre.
Por eso cuando "me tropecé" con este estofado sabía que me iba a gustar, que os gustaría, pues no se trata del clásico: que bien rico está. Éste tiene unos ingredientes muy actuales en cocina y diferentes de lo que estamos acostumbrados, su combinación resulta muy interesante. Os lo dejo a ver qué os parece ¿puede ser un buen plato de dieta?
Ingredientes:
Elaboración:
Pela las patatas, lava y pártelas en rodajas de un dedo de anchas.
Disponlas en el fondo de una cacerola y sobre ellas los filetes de pechuga de pollo bien distribuidos. Mantén el fuego medio.
Pica encima, en trozos regulares y no muy pequeños, el pimiento rojo y la cebolla.
Cubre con el caldo de pollo (casero o de brick), el jugo de la lata de piña, la pasta de chile, la soja y la mostaza. Diluye previamente y luego mezcla con el guiso sin revolver. La patata seguirá quedando abajo y el pollo encima.
Alrededor de los diez minutos de cocción agrega la piña cortada en dados y cinco minutos antes los guisantes. Deja cocer hasta que las patatas se ablanden pero sin romper, enteras. Pon a punto de sal, si lo necesita.
Decora con cebollino picado por encima y sirve bien calentito.
Mi consejo, si te que quedó clarita la salsa, es que diluyas en un poco de agua una cda. rasa de Maizena y la incorpores al guiso disolviendo e integrando.