Recientemente The Daily Mail publicó una lista de los oficios más desagradables del mundo, en clara referencia a aquellos que se quejan de lo duro que puede ser el suyo; sin dudas, un excelente remedio para esas personas.
Una mañana típica de un experto en olores, descrita por Sharon Puig, quién es la experta en olores de la corporación británica de Unilever; lleva esta rutina: cuando llega a trabajar y comienza a evaluar los olores naturales de los invitados voluntarios, Puig huele sus axilas y anota las impresiones. Al igual que cualquier otra profesión, la experta se maneja con su jerga. La gente suele oler por ejemplo, a queso amargo, vinagre o incluso, a trapo mojado, informa el portal ruso Lenta.
Los olores humanos no abandonan a la experta, pues comenta que el único inconveniente es que a dondequiera que va huele a las personas, pues no puede apagar su olfato.
Las calles de Nueva Delhi están llenas de hordas de monos macacos que se sientan allí como si fuera su hogar: andan en el metro, entran a los apartamentos, roban la comida de los transeúntes, e incluso se pasean por la residencia del Primer Ministro, por la Sede del Gobierno y del Parlamento.
Parte de ese problema se resolvió con otro tipo de monos, los langures, que no se llevan del todo bien con los macacos. Y así fue hasta el año 2014 que por la presión de los activistas de los derechos de los animales, se hizo la prohibición de mantener esta especie de monos en cautiverio, entonces todo comenzó de nuevo.
Sin embargo, se encontró una solución bastante original: para proteger al complejo parlamentario se contrataron a 40 mimos vestidos y pintados como langures. Estas personas pertenecían a las castas bajas de la sociedad India, caminan en cuatro patas y se esconden detrás de los árboles. La idea dio resultado: los macacos prefieren mantenerse lejos de los mimos.
Dos veces al año, antes de que llegue la temporada de lluvia y después que termina, los basureros indios bajan por las cloacas urbanas las limpiarlas. No tienen ropa de protección, ni mucho menos herramientas especiales, en el mejor de los casos, sólo llevan raspadores y escobas. Todas estas personas pertenecen a la casta de los intocables, son "malditas" para el conjunto de la sociedad india, y no pueden conseguir otro trabajo.
Según explica Dharamani Kale a Los Ángeles Times, son analfabetos y no hay mucho más que puedan hacer para ganarse su comida. A pesar de que sufren de problemas de salud y oyen historias de los trabajadores que mueren en pozos de canalización, no pueden hacer otra cosa que seguir con su trabajo. No les queda otra opción.
Simon Allison, es empleado de la cadena británica de tiendas Marks & Spencer, él insiste que le gusta trabajar como catador de comida para mascotas. En 2006 probó uno de los productos de la empresa, la comida para gatos con pavo, y desde ese momento asegura que no ha podido dejar de probarla. Hace unos años, Allison confesó con deleite al The Daily Mirror, que le gusta la comida de pollo orgánico con verduras, pues esta tiene el sabor y el aroma de pollo con notas especiadas del corazón y el hígado.
Esta actividad inusual requiere de habilidades extraordinarias. Allison se entrenó para distinguir los sabores y los olores que a la mayoría de las personas les da asco. Según comenta, entrenó sus papilas gustativas para ignorar los componentes que no son válidos en las recetas de humanos como las tripas.
Hace algunos años la corresponsal de Buzzfeed, Natasha Vargas-Cooper visitó una de las fábricas de juguetes sexuales de Estados Unidos.
La periodista notó algo bastante impresionante: unos enormes talleres llenos de cientos de mujeres hispanas con cruces católicas al pecho llenando los moldes de penes con goma y luego pintándolos. Natasha sospechó que muchas de ellas les ocultan las características de su trabajo a los familiares y amigos.