Estrategias de Seducción. Crea una falsa sensación de seguridad: Acércate indirectamente

Publicado el 13 septiembre 2011 por Carolus @n_maquiavelo
Si al principio usas una estrategia de seducción demasiado directa, corres el riesgo de causar una resistencia que nunca cederá. Al comenzar, no debe haber nada seductor en tu actitud.

Seducción. Aproximación indirecta. Casanova

La estrategia de seducción ha de iniciarse desde un ángulo, en aproximación indirecta, para que el objetivo se percate de ti en forma gradual. Ronda la periferia de la vida de tu blanco: aproxímate a través de un tercero, o finge cultivar una relación en cierto modo neutral, pasando poco a poco de amigo a amante.
Trama un encuentro "casual", como si tu blanco y tú estuvieran destinados a conocerse; nada es más seductor que una sensación de destino. Haz que él objetivo se sienta seguro, y luego ataca.
Lo que buscas como seductor es la capacidad de dirigir a los demás adonde tú quieres. Pero esta estrategia es peligrosa; en cuanto ellos sospechen que actúan bajo tu influencia, te guardarán rencor. Si tus objetivos lo descubrieran, tarde o temprano se volverán contra ti. Pero ¿y si pudieras lograr que hagan lo que quieres sin darse cuenta? ¿Si creyeran estar al mando? Este es el poder del método indirecto, y ningún seductor puede obrar su magia sin él. El primer paso por dominar es simple: una vez que hayas elegido a la persona correcta, debes hacer que el objetivo venga a ti. Si en las etapas iniciales logras hacerle creer que es él quien realiza el primer acercamiento, has ganado el juego. No habrá rencor, contrarreacción perversa ni paranoia.
La estrategia de conseguir que tu objetivo venga a ti implica concederle espacio. En las etapas iniciales de la seducción, entonces, debes hallar la manera de aplacar toda sensación de desconfianza que la otra persona pueda experimentar. (Sentir temor y peligro puede agudizar más tarde la seducción; pero si provocas esas emociones en las primeras etapas, lo más probable es que ahuyentes a tu víctima.) Establece una distancia neutral, aparenta ser inofensivo, y te darás margen de maniobra.
Ejemplo: Ninon de L'Enclos, la cortesana y estratega de la seducción del siglo XVII, creía que disfrazar las intenciones propias no sólo era necesario: aumentaba el placer del juego. Un hombre jamás debía declarar sus sentimientos, pensaba ella, en particular al principio. Esto es irritante y provoca desconfianza. "Lo que ella adivina persuade mucho más a una mujer de estar enamorada que lo que oye", comentó una vez. Con frecuencia, la prisa de una persona en declarar sus sentimientos resulta de un falso deseo de complacer, pensando que esto halagará a la otra. Pero el deseo de complacer puede ofender y molestar. Los niños, los gatos y las coquetas nos atraen por no intentarlo en apariencia, e incluso mostrarse indiferentes. Aprende a encubrir tus sentimientos, y que la gente descubra por sí sola lo que pasa.
Fuente: "EL ARTE DE LA SEDUCCIÓN" , de Robert Greene
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